Los dos genios seguían de la
cocina, hablando. Dejé caer la cabeza entre las manos, intentando borrar las
imágenes que se repetían en mi cabeza.
Ken. Ken. Ken. Había sido tan
real… me extrañaba que fuera simplemente un sueño pasajero. Oía sus murmullos
apagados, y me pregunté en qué momento podían ellos dos estar en un mismo sitio
sin acabar a ostias.
-Si no fuera real, no sabría
quién es Hyuna –decía el Djinn. Su voz estaba cargada de impaciencia.
-Lo sabe porque le hablé de ella
–contestó el Marid-. Le dije lo que le pasó a las gemelas.
No me hizo falta verlo para saber
la cara que ponía Hongbin.
-¡¿QUÉ?! ¿CÓMO TE ATREVES…?
–gritó, y bajó el tono. Me costó seguir escuchándolo-. ¿Cómo te has atrevido a contarle
eso? ¿Con qué derecho le hablas sobre mi pasado?
-Tú perdiste el tuyo cuando empezaste
a tratarla con frialdad. Al menos tenía que saber por qué de ese
comportamiento, aunque lo veo claramente injustificable.
-Si no estuviéramos en esta
situación, te molería a palos –amenazó el genio del aire. Leo abrió la puerta,
pero antes dijo:
-Si no estuviéramos en esta
situación, estarías muerto –caminó por el salón hasta arrodillarse delante de
mí-. Alice, ¿de verdad que viste a Hyuna? No podemos estar seguros de que sea
real lo que…
-Vi a Ken –corregí, cortante- a
punto de morir. Lo vi torturado, y sangre por todas partes –solo de recordarlo,
me entraban náuseas-. También vi a una despampanante rubia amenazar con seguir
haciéndolo y luego irse de la celda. Por dios, ¡podrían estar haciéndole daño
ahora mismo!
-Calma –ordenó mi amigo. Se
volvió hacia Hongbin-. Hyuna no ha cambiado.
-Desde luego que no –gruñó con
desdén. Abrió la ventana, caminando al balcón y se quedó ahí, observando la
claridad que se vislumbraba en el horizonte. Me levantaba dispuesta a seguirlo
cuando una mano agarró la mía.
-Yo…
Me alejé.
-No puedo Taek Woon. No ahora
–dije. Leo bajó la cabeza, decaído.
-Prométeme que
hablaremos después –asentí, conforme. Cuando abrí la puerta del mirador mi
mejor amigo se había ido, convertido en burbujas. Me apoyé en la baranda al
lado de Hongbin, tiritando por la brisa matinal.
-Hongbin… -forcé
la cabeza a buscar las palabras adecuadas, pero no podía encontrarlas. Mis
dedos rozaron su hombro, a lo que el reaccionó apartándose. Me sentí una
completa idiota.
-No puedes
entender… lo que supuso para mi verlas morir de esa manera –habló, al fin-.
Creí que me volvía loco de dolor. Era tan intenso, que no podía ni respirar.
Dentro del llamador la rabia me consumía por dentro, la venganza ansiando ser
ejecutada. Con el tiempo, comprendí que nunca podría ser libre y llevar a cabo
mi propósito. Creí poder utilizar al viejo de la tienda de antigüedades, pero
su avaricia superaba cualquier fuerza mental que pudiera ejercer sobre él.
Todas mis esperanzas vanas.
-Y aspiraste conseguirlo
conmigo –murmuré, consciente de lo que eso significaba-. Todo este tiempo solo
querías que confiara en ti, que yo deseara cualquier cosa que hiciera que pudieras
lograr tu objetivo.
Asintió. Algo
en mi interior se resquebrajó como el cristal, formando miles de punzantes pedazos.
Agarré a la barandilla tan fuerte que los nudillos se me pusieron blancos. Me
mordí el labio hasta sangrar, evitando llorar.
-Nunca te he
importado, ¿no es así? –sollocé-. Todo lo que decías… no eran más que burdas
mentiras.
Me miró,
confuso.
-¿Qué estás
diciendo?
-Pensé que
estabas cambiando. Que había una posibilidad de que… -enmudecí, a punto de
decir una tontería. No valía la pena declarárselo a alguien que solo me veía
como un medio de sus propios fines.
-No, Alice, no
–me tomó de los hombros. No me resistí, pero tampoco le devolví la mirada. No
lo entiendes. Mi propósito principal era buscar a Hyuna y acabar con ella de la
forma más cruel y dolorosa que pueda imaginarse. Al invocarme y dejarme vivir
bajo un techo, recordé lo que era dormir en una cama, hablar con alguien y
compartir opiniones. Un “buenas noches”, una sonrisa amable… me abrió la herida
cubierta por el rencor. Sorprendentemente no odié a nadie. Cuando te miraba,
Hyuna desaparecía de mi mente como el humo. A tu lado recordaba aquellos dos
años que pasé con Aisha y Âmar, como si estuvieran vivas. Te veía como otra
oportunidad de enmendar los errores del pasado.
“Pronto sentí
que quería seguir observándote mientras leías un libro, con el pelo
derramándose sobre tus hombros y los rosados labios recitando en silencio
poesía y versos. O jugando con Argos,
cuando la sonrisa te iluminaba el rostro de una forma arrebatadora. El día en
que tus amigos avisaron que alguien iba a por ti, me flaquearon las piernas
pensando que lo que más temía se cumpliría. Porque tengo miedo, Alice –tenía
los ojos vidriosos, húmedos-. Tengo miedo de perderte, de volver a destruir a
alguien que realmente me importa. No sé si podría soportar la ausencia del
sonido de tu voz. Lo pienso y me duele tanto el corazón… Oh sí, estoy absolutamente
enamorado de ti, puedo asegurarlo. Nunca he estado más convencido de algo como
de lo que siento en este preciso instante. Solo sueño con encontrar a la Efreet
para asegurarte una buena vida. Y cuando pidas los últimos dos deseos y yo me
vaya…
-Calla
–supliqué, poniendo una mano en su boca. Prometí no llorar. Diablos, no quería.
Pero las gotas no cesaban de caer, manchándome la camiseta-. No quiero escuchar
nada de lo que pasará en el futuro. Estoy tan… impresionada por lo que has
dicho que no sé qué contestar…
Me acercó por
la cintura.
-Con esto es
suficiente –musitó, acariciándome la cara y recogiendo los regueros de lágrimas
con los labios, primero en una mejilla, luego en la otra, hasta lentamente
llegar al centro donde los depositó, suaves cuales plumas, contra los míos –.
Más que suficiente -Sus manos recorrieron mi espalda estrechándome contra él,
sintiendo su cuerpo perfectamente acoplado al mío. No tenía ni idea de cómo
besar, y mientras nuestros labios se movían al compás supe que yo era la más
inexperta en este campo.
Desplazó la
boca por mi clavícula disparándome las alarmas, pues empezábamos a pisar
terreno peligroso. Me separé un poco para mirarlo a los febriles ojos cargados
de avidez y toqué con los dedos los enrojecidos labios de mi genio. Tenía
calor, pero no era la única.
-Adoro el
sonido de tus latidos –habló Hongbin con voz ronca, notando nuevamente el
cálido aliento de él junto a la cara-. Es excitante.
Enrojecí y
terminé de apartarme.
-Eso… es ir
demasiado rápido –ni siquiera me había mentalizado lo que acababa de pasar.
Todo me daba vueltas. El chico sonrió.
-No tengo
prisa –dijo y mi rubor incrementó. Exhalé aire y me introduje en el interior de
la casa.
***
El Volkswagen
plateado se detuvo en la esquina de una discoteca pública en cuyo letrero se
leía “Gidon’s Disco”, nombre extraño
y peculiar dado que la mayoría de locales solían tener apodos con otro tipo de
connotaciones. Abrí la puerta del copiloto y la cerré mientras intentaba
bajarme la estrecha falda negra que se me subía incesante. La tela apenas
cubría un cuarto de las pantorrillas y las medias oscuras facilitaban que
ascendiera. Una camiseta blanca de tirantes tapada por una chaqueta de lana y
unos tacones bajos que me quitaban toda estabilidad completaban la vestimenta
más atrevida y sexy que jamás pensé llevar. Hongbin salió del automóvil y se
plantó delante de mí, examinándome con detenimiento y haciéndome sentir
desnuda.
-Estás preciosa
–comentó.
-Es lo más
provocativo que me he puesto en mi vida. Me siento una zorra con esto.
-Zorra o no, sigues
estando preciosa –repitió, deslizando las manos por mi pelo artificialmente
rizado que aun así no había perdido su extensión, colocándolo encima de las
clavículas-. Recuerda lo que hemos hablado. Charlar, sobornar y adquirir
información.
-Charlar,
sobornar y adquirir –palmeé el bolso negro colgado de mi hombro donde se
ocultaba el gran fajo de billetes que Hongbin me había entregado antes de
llegar-. Entendido.
-Estaremos
dentro del local, pero no podrás vernos. Seremos tus salvavidas en el caso de
que algo salga mal y las cosas se pongan feas –me besó la frente afectivamente-.
Ten cuidado, ¿vale?
Asentí,
demasiado alterada para emitir más sonidos. Me puse a la cola de la Discoteca,
enseñando el pase falso. Una vez dentro me escabullí hasta un asiento en la
barra y disimulé el nerviosismo pidiendo un Malibú con Piña, bebida baja en
alcohol. La música electrónica no ayudaba a calmarme en absoluto. Eché un
vistazo por toda la sala pretendiendo saber dónde se escondían mis dos amigos, si
bien fue en vano.
-Hay que ver
lo rápido que se acaba el licor cuando gusta –dijo una voz junto a mí y di un
respingo. La miré desconfiada. Ella removió el vaso haciendo repiquetear el hielo
en el interior-. La absenta está mejor fría, pero no aguada.
Según tenía
entendido, esa bebida poseía una graduación de entre un 65 y un 89. Para
simplificarlo, es lo que en la actualidad llamaríamos desinfectante puro y
duro.
-Prefiero las
cosas suaves –respondí, procurando sonar impasible-. Supongo que eres la
proveedora de objetos mágicos de los Nefilim.
Si no hubiera
tanto ruido, juraría que la mujer se
estaba riendo.
-Sí. Chica
lista –apartó el recipiente-. Recuerdo que el Nefil que me convocó dijo que su
agresor había sido un hombre, no una muchacha enclenque.
-No estoy
asustada –me apresuré a decir-. No me gustan las discotecas. El otro día envié
a mi socio a fin de que hiciera algunas averiguaciones. Él no tiene nada que
ver, solo es un seguidor a la causa.
-Un peón en el
tablero… Me gusta tu estilo –se tamborileó el mentón y me tendió la mano-. Soy
Victoria.
-Sunny –era
necesario cambiar de nombre, por seguridad-. Convendría ir al centro del
asunto. Pagaré bastante, y en efectivo.
Le mostré
disimuladamente el manojo de dinero. No varió la expresión de su rostro, pero
advertí que dejaba de parpadear.
-Aquí no es
seguro –ronroneó, en pie-. Te daré los instrumentos en algún lugar aislado.
Sígueme.
Titubeé. Leo
me había exigido expresamente que no saliera de su campo de visión. Sin
embargo, si no la perseguía, estaría delatándome. En cuanto tuvieran la
oportunidad, los dos genios saltarían encima de la mujer.
A cada paso
nos acercábamos más a Ken.
Farfullé un “Lo
siento” en el aire y salí de la Disco. Cruzamos varias callejuelas oscuras que
no reconocía mientras la inseguridad me invadía. Acariciaba la idea de dar
media vuelta y correr.
-¿Sabes? –dijo,
rasgando el silencio de la noche. Un momento. ¿Era rubia?-. Al principio casi
me tragué lo de la relación de socios. El olor que trajo el Nefil es el mismo
que el que llevas encima. Hueles a Djinn por cada poro de tu piel.
Me olvidé de
respirar. Mierda. Mierda. Mierda. ¡Mierda!
-No sé a qué
te refieres.
-Por supuesto
que lo sabes, criatura carnal –Los ojos castaños se le tornaron violetas y un
aura resplandeciente la envolvió-. Sabes quién soy y a quien tengo prisionero
en estos momentos.
-Ken –pronuncié
sin querer. Hyuna sonrió con suficiencia.
-Reconoces que
eres amiga del chico mestizo, entonces. Ahora contesta: ¿Dónde está la llave?
-¡Alice! –gritó
una voz conocida. Justo cuando me disponía a ir hacia ellos, un círculo de llamas
se cerró alrededor y lancé un chillido de pánico.
-¡NO! ¡NO! – aullaba
Hongbin, fuera de sí. Cayó de rodillas, paralizado. Hyuna reparó en él.
-Vaya, vaya…
Nos volvemos a encontrar. Sigues sin aprender la lección, veo. Creo que la
muerte de la cría persa pasto del fuego te trastornó. ¿Qué pasará cuando a tu
amiga le ocurra lo mismo?
Las llamas estrecharon
el círculo. Descuidé una de las mangas que ardió y emití una grosería
apagándomela como pude.
-Deberías
cuidarte más, Efreet –indicó Leo. Una tubería reventó y el agua me bañó, pacificando
las llamas. Hyuna se frustró.
-Esto es solo
la punta del iceberg, Marid –siseó-. Mi furia la pagará el medio-ángel ésta
noche. Entre tanto, desenterrad la Llave del Infierno de donde sea. Cuando os
decidáis a entregármela, os espero en la vieja prisión del centro de la ciudad.
Y os lo advierto: Vuestra magia no funcionará. Hasta pronto, queridos míos.
Un fogonazo de
luz nos cegó, engullendo a Hyuna. El callejón quedó en silencio. Sin pensarlo me
precipité al suelo junto al Djinn, que continuaba en la misma posición. Posé
ambas manos en la cara del chico, frío como un témpano.
-Hongbin –lo llamé,
pellizcándole las mejillas. No reaccionó-. Hongbin cariño, por favor reacciona.
Ya ha pasado, estoy bien, ¡mírame!
Tras unos segundos
que me parecieron horas, sus pupilas extremadamente dilatadas se enfocaron en
las mías, como si me viera por primera vez.
-A… -empezó-,
A-Alice… Por un momento… el fuego… cuando se prendió… pensé que… yo… pensé…
-Shhh… -dije,
atrayéndolo-. No me ha ocurrido nada, y eso es lo que importa.
-Creí que ibas
a morir. Como Âmar antes que tú. No puedo ni pensar… -los dedos se cerraron en
la espalda de la camisa como hierros, preso de violentos temblores que nada
tenían que ver con el frío-. ¿Qué haría si te apartases de mi vida?
Su
desesperación era tal que no me costó sumarme a Hongbin en los sollozos que
llenaban la gélida noche.
Noooooo porque sufres tanto Hongbin del meu cor </3.
ResponderEliminarEn serio, me quedo sin palabras... Quiero más jajaja. Al menos solo se ha visto el sufrimiento de Hong y no el de Ken, que ya es mucho...
Y Leo, pobrete. Pero es que Hongbin es mucho hongbin ♥♥♥♥♥♥ Y ya. Ah,sí... Hyuna es una perroncia de las grandes. Además... es rubia como la mala del fic de Ken? Jajajaja
De nuevo repito: ¡¡¡AMO A HONGBIN!! Sádico, romántico... de cualquiera de las maneras lol Leo me dejará sin noche de pasión por esto xDDDD pero el sabe que lo amo ><
ResponderEliminarEl beso... el beso me ha dejado con babas y todo. ¡Quién pudiera, ¿quién?!
Pobre mi Leo, se ha llevado otro rechazo :S pero bueno, ya veía venir sniff.
Por un momento me he teletransportado a un capítulo de sobrenatural, y no quiero decir cuál por si hago spoiler así diré que Hyuna es una zorrita de las buenas y eso que a mí me encanta jajajaja
Ese Hongbin se nos ha puesto super romántico, y como para no si es un cielo *^* Alice estaba confusa pero con eso beso supongo que se le habrán quitado hasta las canas jaajajajajajaj
Me ha encantado, no tengo qué decir nada malo en este capítulo, no que yo me haya dado cuenta...
El siguiente, ¡ya!
Que tierno y qie sentimiento tan fuerte tiene por ella *^* que capitulo tan interesante enserio genial. Hacer si subes el siguiente
ResponderEliminarOMGGG HONGBIN Y ALICE!!!!!!
ResponderEliminarHaber no se por donde tengo que empezar por que este capítulo a estado demasiado bien creo que se me a echo demasiado corto xD
PRIMERO ANDREA OLE Y OLE TU!!!! vaya capitulazo el que has echo a lo mejor aras de mejores pero este joe me a encantado! El por que ara te lo explico.
Primero Alice como le dices a Hongbin que no a una noche de pasión como rechazas eso!! En parte a echo bien eso no de da a la primera hay que hacerle sufrir a el y a nosotras ㅋㅋㅋㅋㅋ
Y el momento en el que Hongbin le a explicado un poco como se siento al perder a las gemelas y casi cagarla diciendo que estaba utilizando a Alice yo estaba en plan tio callate que me quedo sin fic XD per es listo y le a dicho su reales sentimientos que la ama o dios cuando e leido eso estoy enamorado de ti a sido un oooohhh que bonito y perfecto esta siendo y el momento del beso a sido mejor que en las películas !
Y la parte de ir de zorra vestidas que a dicho que se sentia asi hay no e podido con eso me a dado una risa y hongbin estas perfecta a sido asdfhhafagaasdgag que chico le dice eso ehhh que normalmente te hacen ir un poco tapada para que
provoques XD
Mira realmente quiero a Hyuna la de carne y hueso pero la de este fice tengo tal odio que ya estoy pensando como la mataría! Osea la tia no tiene prou con torturar a Ken que tiene que tocarle las narices a Hongbin dandole en su punto mas débil primero las gemelas y ahora Alice! Que asco de tía enserio espero que hongbin la pille y le haga mucho mucho daño!
Y Leo me siento fatal por lo que tiene que ver y aguntar debido a cierto romance ㅋㅋ
Y bueno creo que paro aqui xDD