-Taek Woon está
raro.
El pequeño Hyuk
llevaba dándole vueltas a eso mientras se secaba las manos en la cocina de la
compañía. Era más de media tarde y algunos de los chicos habían aprovechado
para merendar algo entre prácticas. Los otros, tenían asuntos que atender con
sus familias.
- ¿Más de lo
habitual, quieres decir? –se burló Ravi. Hong Bin puso los ojos en blanco y
cerró la revista que leía, dejándola en la mesa del comedor. Colocó una pierna
encima de la otra y se cruzó de brazos, serio.
- Yo también lo he
notado –musitó el visual, haciendo que la mala cara que procesaba el maknae al
rapero se disipara y se centrara en él-. Leo se pasa horas encerrado en el
estudio de música sin decir ni “mu”.
- Eso no es novedad
–Ken se encogió de hombros. No lo dijo con una mala intención. Simplemente, su
naturaleza optimista se imponía a su posibilidad de observar las cosas ajenas.
Se instauró un
silencio incómodo. Hyuk se sentó en la mesa con un yogur desnatado en una mano
y una cucharita en al otra.
- ¿Vas a comer solo
eso? –preguntó Ravi.
- Tengo una ligera
idea de por qué se comporta así –habló Hyuk, haciendo caso omiso del mayor.
Destapó el yogur bruscamente y metió la cucharita. Hong Bin lo miró con una
advertencia antes de hablar.
- Ni se te ocurra
decir una tontería.
- ¿Tontería? Que Leo
muestre especial interés en…
- ¡Que te calles!
–gritó el visual, levantándose y haciendo que los demás saltaran hacia atrás,
confusos.
- ¡¿Pe-pero qué…?!
–tartamudeó Ravi.
- ¿Qué mosca te ha
picado, tío? –inquirió Ken. El vocal había tropezado con sus pies y se
encontraba en el suelo semiestirado.
- Nadie, repito
nadie muestra interés por nadie. Ni siquiera lo insinuéis –la voz de Hong Bin
era mas fría de lo usual y se volvió a sentar. Nadie dijo nada. Sabían exactamente
por qué su amigo había reaccionado de aquella manera. Un “interés”, aunque
fuera inocente, por alguien podría transformarse en escándalo. Y un escándalo
en un grupo semi-rockie que empezaba a ganar fama sería la perdición.
- Finjamos que ésta
conversación no ha tenido lugar –decidió Ravi, momentos después. Ninguno se
opuso, ni siquiera Hyuk, que comía su yogur con desgana, resignado. No hubo
momento para más incomodidades, pues en ese instante N apareció con una inusual
sonrisa y bolsas cerradas en las manos. La puerta cerró tras él con un sonido
seco.
-¿A qué vienen esas
caras tan largas? Y yo que os traía cosas buenas…
-¿En serio? ¿A veces
te da por hacer buenas acciones para con nosotros o qué? –dijo Ken,
acercándose. N entrecerró los ojos y le sacudió un bolsazo en la cadera. El
vocal gimió y se apartó a un lado, maldiciendo. El líder volvió a su actitud
inicial.
-Como iba diciendo…
-colocó las bolsas en la mesa y las abrió-. Helados de chocolate, brownies,
madalenas… nos irá bien para reponer azucares.
-¡Adiós a mi dieta…!
–exclamó Ken, de improviso. Todos lo miraron, con extrañeza.
-¿Estabas haciendo
una? –se extrañó Ravi. El otro se encogió de hombros y sacudió la cabeza.
-No, pero sonaba
bien. Las mujeres lo dicen mucho por la tele en éstas situaciones…
-Jae Hwan, no eres
mas tonto por que no te entrenas –le espetó el rapero.
Rompieron a reír
escandalosamente, suavizando el ambiente.
-A propósito –habló
Hong Bin cuando cesaron las carcajadas-. ¿Y Leo?
N se giró y puso
cara de sorpresa.
-Te prometo que
estaba detrás de mí. Solo llevaba una bolsa… A lo mejor va a comerse el
interior en otro sitio, no es la primera vez –el líder le restó importancia y
se alarmó-. ¡Hey no! ¡El regaliz rosa es mío! Quita tus zarpas de él, Hyuk.
-Que poca consideración
con tu maknae… -dramatizó el menor.
***
-¿Te encuentras
bien? –preguntó Leo. Su cara seguía inmutable, pero en sus ojos había un
destello de preocupación que la voz transmitía con una suavidad embriagadora.
Me rodeé el tobillo con las manos, avergonzada. Me odiaba a mi misma por
haberme fallado el pie derecho en las prácticas. Siempre me pasaba en el mismo
punto de la canción. Pero siempre que caía lo hacía sola y sin público delante
del gran espejo, que me recordaba lo patética que era.
En aquel momento,
cuando mi cuerpo me la jugó otra vez, había notado con horror, como unos brazos
fuertes pasaban por debajo de mis hombros, alzándome casi en suspensión en el
aire y me habían transportado hasta una silla. Leo había pasado los últimos
cinco minutos observándome con atención, como si me pudiera haber roto algo y
estuviera esperando a que estallara en llanto.
-Estoy bien –intenté
sonar convincente, por que era la verdad. Pese a sentir una ligera molestia, lo
atribuí a haberlo forzado demasiado-. ¿Qué haces aquí? Digo… no es que me
importe que estés, solo es que me sorprende –añadí, para justificar mi pregunta
anterior.
Leo se giró en la
silla y recogió una bolsa del suelo. La abrió y me tendió un envoltorio de un
bollito relleno de chocolate.
-¿Para mí? –la
pregunta sonaba algo tonta, pero no podía caber en mi asombro. Mi estómago
resonó, recordándome que no había comido desde la mañana.
-Hmm… -Leo asintió
apenas murmurando algo con los ojos bajos y me acercó mas el bollito. Lo abrí,
dándole una dentellada como si fuera la primera vez que probaba bocado en
varios días. Me arrepentí de mi glotonería y cuando logré que la mitad pasara
por mi garganta le dije:
-Gracias.
El chico volvió a
asentir sacando dos bollitos más, dejándome uno en el regazo e ingiriendo el
otro. Ambos masticamos en silencio, sin hablar. Cuando terminamos tendió la
mano en horizontal para que le diera los envoltorios y los metió en la bolsa.
-Gracias… de nuevo
–dije, y mi propia voz me sonó mas alta de lo que pretendía. Por tercera vez,
el vocalista agitó la cabeza a modo de contestación. De pronto se centró en
algo debajo de mí y entrecerró los ojos.
-¿Qué es eso?
–inquirió. Seguí su mirada hasta mi tobillo descubierto y reprimí un suspiro
triste. En vez de ocultarlo, encogí la pierna y remangué el borde del chándal
hasta la mitad de la pantorrilla. Una fina línea blanquecina atravesaba mi piel
desde el tobillo hasta el lugar exacto donde había levantado el pantalón.
-Fractura abierta
–expliqué. Me pareció ver como Leo se estremecía por completo y apartaba la
vista rápidamente. Sonreí sin saber qué decir o hacer.
"Jugaba en la
escuela con una pelota. Una chica colocó el pie en el lugar equivocado y en el momento
justo en que dirigía el balón" –en realidad, había sigo mucho mas que eso, pero
no estaba dispuesta a decírselo.
Leo me aguantó la
mirada, impasible y yo luché contra la tentación de enfocarme en alguna otra
cosa de la sala.
-Quizás por eso no
puedes hacer el paso de baile –señaló él. Aquello me sentó como una jarra de
agua fría. Tragué saliva y apreté los dientes.
-No. No puede ser
por eso –me negué siquiera a pensarlo. Me levanté-. Si me disculpas, tengo una
coreografía que pulir.
Una mano cálida me
sujetó de la muñeca y casi doy un respingo.
-Deberías descansar
–recomendó el moreno. Tuve que controlar mi respiración para no híper ventilar.
¡Me estaba tocando! Y yo, tonta, no hacía ningún esfuerzo por deshacer el
contacto.
-¡Leo! ¿Qué estás
haciendo? –preguntó una voz atónita cerca de la entrada. Descubrí a los
miembros de VIXX apostados a nuestro lado. La voz que había hablado pertenecía
a Hong Bin, que estaba estupefacto al igual que los demás. Me sacudí la mano de
Leo y me aislé.
-Él solo… -empecé.
-Ahórratelo –cortó
Ravi, su mirada asqueada me provocó un nudo en el estómago.
-Ravi… calma –dijo
N, intentando poner orden-. Habrá una explicación para esto.
-La explicación es
simple. Una que desea ganar
popularidad a solo un mes de estar en la compañía. ¿Así es como funcionan
las trainees de ahora? –le espetó el rapero. Fue como un martillazo en mi
cabeza, y sentí las lágrimas en mis ojos, ansiosas por escapar al exterior.
¿Por qué me decía cosas tan crueles? ¿Era ese el Ravi que yo admiraba desde la
pantalla de la televisión?
-¡HYUNG! –le gritó
Hyuk, haciéndose notar. Avanzó un paso hasta situarse en frente de su amigo-.
¿¡Pero a ti que te pasa!?
Entonces todo
sucedió muy rápido. Leo cortó la distancia que lo separaba de los demás y se
abalanzó contra Ravi, aunque fue reducido inmediatamente por el maknae y el
líder. Los ojos del vocal destilaban un odio profundo de los cuales nadie supo
interpretar la razón y por los que el rapero se intimidó.
-¡Para, Leo!
–chillé, asustada. ¿Por qué se comportaba así?
Ravi, que exagerado madre mía, si sólo le agarraba la muñeca -.- quiero pegarle como Leo, por tonto. Por lo demás me encanta, como desde que lo empecé a leer, genial *^*
ResponderEliminar¿Sabes que adoro tus comentarios? En serio *^* <3 Eres la única que me argumenta :')
EliminarMe parto con Ken! Jajaja "adios a la dieta" super dramático xD.
ResponderEliminarOye, oye... Lo del pie... se lo hicieron a proposito :'(. O sea... mira que no has explicado nada, pero me cuesta creee que haya gente asi de verdad. Porque los hay -,-.
Y Ravi es un imbecil, lo dicho xD. Pobre muchacha... en verdad, es todo culpa de Leo :v
Hahahaha que bien lo ves tu xD Lo del pie has acertado hahaha
EliminarEl Ravo es demasiado impulsivo ù_u