martes, 29 de julio de 2014

Hongbin - Capitulo 18

Me pregunté seriamente si habría algo después de la muerte. Nunca había estado tan cerca de ella como ahora y quería pensarlo de verdad. La muerte sin nada después sonaba demasiado horrible. Pero si tenía que morir por proteger todo aquello que quería… ¿por qué no? El corazón se me encogió cuando recordé a mi madre y a mi padre. ¿Qué iban a hacer ellos a partir de ahora? ¿Ken… o quizás Leo, les borrarían la memoria? Me gustaría que así fuera. Todo sería menos doloroso para ellos. También tendrían que suprimirles los recuerdos a la escuela entera. Menudo problema les he dejado. Yo me moría como si nada y ellos cargaban con todo el marrón consecuente. Egoísta pero… necesario.

Aún tenía a Hongbin. Él estaba conmigo y aunque sabía que no podría protegerme más, todo estaba bien. Pero todos mis sueños, mis ilusiones de poder verlo sonreír otra vez con alegría, de compartir miles de experiencias… se habían acabado.

-          Apártala –ordenó Hyuna a Abel. Éste no se movió al principio por la sorpresa, pero después de un momento sentí que alguien tiraba del cuello de mi camisa con fuerza. Pese a todo, me aferré con más fuerza a mi genio. Los trozos de tela que envolvían sus muñecas y evitaban el roce de las cadenas, cayeron y Hongbin se estremeció de dolor pero no dijo nada.

-          Pequeña niña torpe –espetó el hombre, con un tono de voz molesto-. No tengo nada contra ti ni contra tu gente, solo obedezco órdenes. Y si esta mujer me lo ordena, te partiré en dos con el látigo a ti también.

Rodeé al Djinn tanto como pude.
-          Tendrás que matarme antes de tocarlo un pelo –dije.

“Si, porque soy egoísta y no puedo verte sufrir más. Prefiero esto, mi mente no aguantará tus gritos.”

-          Alice no lo hagas… -suplicó Hongbin contra mi cuello-. Por favor… prefiero sufrir hasta el final a verte morir por mi culpa.

-          No es tu culpa, ni nunca lo será.


-          Yo te he metido en todo esto. Si no te hubiese conocido, seguramente estarías a salvo.

-          Si yo no te hubiese conocido, haría tiempo esta gente me habría localizado y utilizado. Además… sin ti mi vida no tendría sentido.

Sollozó sonoramente, partiéndome el corazón en mil pedazos.

-          Lo tienes todo en esta vida…

-          Me faltas tú.

-          ¿Es que no piensas en mis sentimientos? ¿Cómo crees que podré vivir después de…?

-          Ya está bien –cortó Hyuna, con desdén-. Me ponéis enferma. No os preocupéis por saber quién va a morir y quién no, porque lo haréis los dos –miró al anciano, que estaba impasible-, acaba con esto ya.

-          ¿Por qué no lo hacéis vos? Tengo la sensación de que usted, señorita, desea más que cualquier otra persona acabar con sus vidas –sugirió Abel.

-          ¡No me repliques! ¿Qué pasa si es así? Hoy no estoy de humor. Y no quiero mancharme las manos.

El mayor Nefilim se encogió de hombros. Era aparente que no le importaba nada lo más mínimo.

-          Siento lo que voy a hacer, pequeña humana. Sabes que no te odio. Solo cumplo órdenes por un buen fondo monetario en el banco, y ella puede proporcionármelo. Te aconsejaría que te pusieras algo en la boca. Mis latigazos suelen doler bastante, pero intentaré no romperte los huesos en el primer golpe.

No me moví. Estaba aterrada, pero no dejé de abrazar a mi compañero. Antes de que el primer impacto llegara, la voz de Hongbin me taladró los oídos con mi nombre. Ni siquiera fui consciente en un primer momento de que sangraba abundantemente, con una herida monstruosa en las costillas. No encontraba la voz para gritar, estaba en shock.

El segundo latigazo sí me hizo aullar. Lloré de dolor y tuve la tentación de soltarme y acurrucarme en el suelo. La risa histérica de Hyuna llenaba el lugar. Disfrutaba horriblemente de lo que me estaba pasando, lo disfrutaba con ganas.

No recuerdo cuantos latigazos fueron. Tantos que pensé que me dividirían por la mitad, puesto que ya no sentía las piernas. Hongbin había dejado de chillar y me susurraba que todo estaría bien, que pronto acabaría todo. Entendía a qué se refería. Pronto dejaría de sufrir y moriría.

Que alguien… nos ayude…

Los latigazos cesaron. Una sombra a mi espalda delató la presencia de otra persona. La genio Efreet soltó una exclamación ahogada, que se vio interrumpida por alguien. Algo me dijo que no volverían a golpearme, así que, sin fuerzas me solté rápidamente. No me importaba caer al suelo, porque estaba al tanto de lo que me ocurría. Sin embargo quien fuera me cogió, con una fuerza sobrehumana, entre sus brazos, evitando la caída.

-          Creo que hemos llegado un poco tarde, ¿no crees? –dijo la persona más cercana. Un gruñido proveniente de otro lugar de la celda reveló que no eran uno, sino dos individuos. El ambiente estaba cargado, como si aquellos seres fueran extremadamente poderosos… y peligrosos.

-          Me conformo con haber llegado antes que tú, Ravi –el otro habló con desdén.

-          Eh, calma, Hakyeon. Esto es una tregua, ¿recuerdas?

-          Lo que tú digas –contestó el nombrado-. Deberías hacer algo con esos dos. No puedes encargarte de uno mientras la otra se te muere en las manos.

-          Me ofende que dudes del Gran Duque del Infierno. Pero lo dejaré pasar por hoy.

Las cadenas de Hongbin saltaron y tras dar un par de traspiés pudo mantenerse estable. Luego se acercó a mí y me tomó, alejándome del demonio. Me estaba constando cada vez más trabajo respirar.

-          Alice… hagas lo que hagas, mantente consciente.
-          No me responden… las piernas… -notaba la garganta seca y dolorida-. Lo siento, Hongbin… perdóname…

-          Shhh… no hables y guárdate las fuerzas –observó a los recién llegados.

El que me había sostenido, era un chico en apariencia joven, alto y esbelto, con el pelo blanco. Vestía ropa totalmente oscura, y un par de sombras extrañas, homogéneas y casi translúcidas le surgían de la espalda. ¿Estaba soñando?

El Duque del Infierno aguantaba con una sola mano en el aire a un despavorido Abel, que se revolvía como una anguila fuera del agua tratando de zafarse. Por otra parte, el segundo en llegar, Hakyeon, presentaba un aspecto puro en todos los sentidos posibles. Pese a tener el pelo rojo fuego, su atuendo elegante y níveo le otorgaba un aire profesional. La piel, ligeramente bronceada contrastaba con la ropa. Un aura divina estaba presente alrededor de todo su cuerpo, que brillaba con luz propia. Sería hermoso como una estatua griega, si no fuera por la expresión feroz ante la persona que “aplastaba” contra el suelo. Y esa persona era Hyuna, privada de movimiento.
Hongbin los observaba en silencio, receloso como un gato acorralado y abrazándome cálidamente en ademán protector.

-          ¡Lo sabía! –exclamó Hyuk, rompiendo el silencio-. ¡Sabía que Jae Hwan tramaba algo!

¿Ken? ¿Qué pintaba él en todo esto?

-          Os veo algo confundidos, ¿me equivoco? –el demonio se rió-. Supongo que, tal como están, merecen una explicación. Pero antes… Hakyeon, la chica está a punto de morir.

Mi genio se tensó. Sus ojos se desplazaron hacia los míos y su rostro se desfiguró. No sé qué pinta tenía ni qué estaba viendo en mí, pero por su cara, no era nada bueno.

-          Dejemos que muera –propuso el ángel-.Así la llave estará a salvo.

-          Sabes que ésta no es la manera –dijo Ravi, muy serio. Se me cerraban los ojos, estaba demasiado cansada-. Vamos, Miguel… luego podremos discutirlo y decidir su suerte.

Silencio absoluto. En mi opinión, era como si ya me hubiese muerto, pero aún podía distinguir respiraciones.

-          Odio profundamente que me llamen así. Y más aún que lo haga alguien como tú –gruñó Hakyeon.

En el momento en que inhalé una gran bocanada de aire, las fuerzas volvieron a entrar en mi cuerpo. Noté la piel y la carne de la espalda cicatrizar con suma rapidez y no supe si me resultaba desagradable o reconfortante. Fui capaz de abandonar los brazos de Hongbin y de ponerme en pie, casi recuperada. Las heridas más graves habían sanado, pese a que las más superficiales seguían abiertas. Como si el haberme curado tuviera contraindicaciones, fui presa de una gran debilidad y me apoyé en el Djinn, intentando que todo a mí alrededor dejara de dar vueltas.

-          Esto no es posible… -mascullé-. Yo estaba… yo estaba…

-          No te hagas muchas ilusiones –cortó Hakyeon-. Hay mucho de qué hablar, y poco tiempo.

-          ¿Cómo lograsteis venir? –inquirió Hongbin, sarcástico-. ¿No se os priva a ángeles y demonios superiores el pisar suelo terrenal? Que yo recuerde, ese fue el acuerdo cuando seres etéreos como nosotros fuimos divididos en tres grupos. Luzbel y el Todopoderoso se enfadarán mucho si os ven por aquí.

Ravi apretó los labios.

-          Mi señor Lucifer dejó atrás ese nombre hace mucho tiempo. Te agradecería que no lo nombraras de esa manera. Vamos a la cuestión que se nos presenta. Ángeles, serafines, querubines, diablos y demonios menores pueden viajar a la tierra siempre que quieran. Ambos bandos se encargan de la protección de los humanos, unos los corrompen, otros los salvan. Cuando Demonios y Genios fuimos desterrados, se nos dio la opción a los primeros, de poder llegar a la Tierra siempre y cuando se nos llamara mediante magia negra. Ello es igual para los ángeles, pero utilizando la magia contraria. Pero la peor parte fue para los Genios, que entraron en un bucle en el que tras ser convocados y solicitados tres deseos, debían volver al objeto al que estuvieran ligados. Pero en realidad –miró a Hongbin y a Hyuna-, vosotros no pintáis nada aquí.

-          De momento –interfirió Hakyeon.

-          De momento –repitió- solo sois meros instrumentos, títeres de la voluntad de Dios. Y en el momento en que apareció La Llave, no servisteis para nada más. Desde arriba, San Miguel el arcángel y desde abajo yo, Astaroth, Duque del infierno y máximo representante, hemos estado observándoos, buscando. Lo que nunca imaginábamos es que aquella llave tan importante estuviera escondida en una persona –me taladró con la vista-. En una estúpida humana.

Alguien farfulló algo. Hyuna estaba blanca como el papel.

-          Sí, querida –dijo el ángel-. Has estado a punto de matar al objeto necesario para tu venganza.

-          Hace muchísimos años, mataste a dos niñas inocentes porque percibías que la llave estaba cerca. En el momento en que las asesinaste, la llave desapareció y se reencarnó en ésta chica humana. La última vez que sucedería. Nosotros, los seres sobrenaturales somos eternos, pero la llave no. Una vez que mueras, se acabará ésta lucha.

Algo me decía que debía salir corriendo, pero me quedé petrificada. Quería llorar. Era demasiado para mí.

-          No obstante… -continuó el Duque-. No voy a matarte.

-          ¿Qué estás diciendo, Ravi? –bramó Hakyeon-. ¡Sabía que no podía fiarme de un demonio!

-          Nunca te he pedido que te fiaras de mí. Pero cuando lo explique, ni tú mismo querrás matarla. Pero antes… -apretó el cuello de Abel y el anciano se vio sumido en llamas infernales, gritando de dolor. Al momento, desapareció.

-          ¡Lo has matado! –exclamé, horripilada.

-          Error. He quemado su cuerpo físico. Su alma está pendiente de juicio en el purgatorio –hizo aparecer de la nada un sillón de piel negro y se sentó tranquilamente, como si estuviera en su propia casa. Se cruzó de piernas y colocó las manos en los respaldos-. Bueno, aquí va la verdad. La llave del infierno es en realidad La Llave Celestial. Guarda la puerta de ambos planos, tanto angelical como demoníaca y además, tiene voluntad de Juicio. Si se destruye, se privará la entrada y salida no sólo a nosotros, sino a las almas que deban ser juzgadas en uno u otro plano.

-          Si eso llegara a suceder… -pensó Hyuk.

-          Las almas quedarían flotando en la nada, sufriendo más horriblemente de lo que lo podrían hacer en el Infierno o el Limbo. Con el tiempo, serían almas en pena que se dedicarían a hacer daño a los humanos en forma de… fantasmas o poltergeist, como los llamáis vosotros. Y se desataría un caos total que poco a poco acabaría aniquilándoos a todos.

Hakyeon tragó sonoramente.

-          Estás… mintiendo –tartamudeó-. No puede ser posible…

-          ¿Te enfrentarás a un futuro que no sabes si puede cumplirse? ¿Te arriesgarás? Vaya, Hakyeon, ya no eres el ángel justo y bondadoso que eras antes.

-          Y tú te has vuelto más inteligente.

-          Algunos vamos por el buen camino.

-          ¿Por qué estáis aquí? –pregunté, era necesario recordárselo. Fácilmente se iban de tema.

Ravi me atravesó con la mirada, y cuando quiso contestar, el arcángel se le adelantó.

-          Para poder invocar a los de nuestras especies, hace falta mucha energía física y un sacrificio. Para ángeles y demonios menores, el sacrificio se reduce a cortarse la mano y ofrecer sangre. Pero si deseas invocar a un arcángel…

-          O a un Duque como yo…

-          Debes hacer un sacrificio aún mayor. Y sin contar la voluntad de invocar a ambos. El precio es altísimo, porque no vale con la de una persona normal. Tienes que ser alguien con poderes sobrenaturales o con una mezcla de sangre única. ¿Veis el pentáculo de sangre?

Ladeé la cabeza hacia donde señalaba y se me pusieron los pelos de punta al ver que en el lugar donde anteriormente yacía Ken, había aparecido un brillante pentáculo rojo.

-          ¿Jae Hwan ha hecho todo esto? –pregunté, atónita-. ¿Jae Hwan se dejó capturar para poder invocaros? ¿Sabía que íbamos a venir?

-          Alice, no lo sabía –comentó Hyuk-. Yo debía llevarle un relicario que tenía en su casa. Por eso estaba en ella en el momento en que Leo me descubrió. Me hice con él, os intenté engañar pero… no me habríais dejado marchar sin pruebas, y yo no podía deciros qué tramaba… ¡Por eso te traje! Tenía la intención de persuadirte para que nos fuéramos y yo dar media vuelta, o si me descubrías, noquearte, pero todo pasó tan rápido…

-          ¿Para qué necesitaba Ken un relicario? –creí estar haciendo demasiadas preguntas ya.

-          Ahí concentraba toda su fuerza divina. Fue almacenándola durante años hasta que llegara el momento de liberarla. Supongo que utilizó la fuerza que le quedaba en el cuerpo para crear un pentáculo sólido y lo selló con la energía del relicario –se lo sacó del bolsillo. Era un collar de cuerda negra con un portafotos en el centro. No sentía que despidiera nada especial, aunque no esperaba que, siendo una humana corriente, pudiera sentir cualquier cosa-. Extrajo lo que tuviese dentro a distancia, ya que no me era físicamente posible dárselo en mano. Alice, no pongas esa cara…

Un golpe en el exterior lo interrumpió. De la ventanilla embarrotada brotó una gran cantidad de agua que nos empapó a todos.

-          ¡Vaya! ¡Creí que tardarían menos en llegar! –se carcajeó Ravi-. Vuestros amigos os intentan ayudar sin pensar que así os enterrarán vivos.

-          Me llevaré a la Efreet al cielo. Allí juzgaremos si dejarla en el Limbo o enviarla al purgatorio –anunció Hakyeon, y desapareció en una explosión de luz. De nuevo, otra gran ola golpeó la pared, y los barrotes chirriaron doloridos.

-          También debería irme de aquí. No me hace gracia la idea de mojarme. Tengo una chimenea que atender –dijo el Duque, burlón, y antes de girarse añadió-. A partir de ahora vuestras vidas dará muchas vueltas. Hemos dado la alarma de que nadie en el infierno debe hacerte daño, “querida” Alice. Pero no todos los demonios son tan elegantes y comprensivos como yo. Habrá quien anhele saltarse las normas, y eso engloba también a los ángeles. Ellos buscarán tomarse la justicia por su mano. No te fíes de nadie con un par de alas o buenas palabras. Ésta quizás sea la última vez que nos veamos, pero si no es el caso, la próxima vez atentaré contra ti.


Dicho eso, se esfumó en la oscuridad. Un tercer torrente empujó las paredes y las venció. Me vi envuelta en un mar de agua dando vueltas sin parar. No sabía nadar. La corriente me había separado de Hongbin y atemorizada me dejé llevar hasta que mi cabeza colisionó contra algo muy duro, desmayándome en el acto.


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¡Espero que haya sido de vuestro gusto!

5 comentarios:

  1. "Pos me mato" :O
    Como te he dicho, me ha recordado a los episodios de Sobrenatural, como Ravi juega con el arcángel jajajaja ese humor que se gasta es bastante "Winchester"
    Lo que viene siendo el capítulo me ha gustado, toda esa historia que se traían y Ken, que cabrón, lo que tramaba y nadie lo sabía loooool menos mal xDDD
    Amo a Ravi, sí, me van los chicos malos jejeje igual sabía que de ayudarlos nanai... iba a hacer algo malvado jejeje
    Y bueno Hakyeon siempre tira para lo celestial >< en mi oneshot igual, parece que no podemos verlo de otra manera jajaja igualmente se las trae también xDDD queriendo liarla >< pobre Alice, eso de ser la llave más que especial le está haciendo problemas por todos lados -más de los que irónicamente tenía- pero a ver que pasa cuando despierte, tengo varias hipótesis y me las voy a reservar... a ver si acierto xDDD
    Bueno, ya dejo de delirar y me voy ><

    PD: "Unnie, hermoso, espero el siguiente con ansias" <----- jojojojo lo siento xDDDDDDDDD

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  2. He leido todo normal hasta que he llegado a lo del PD. En serio?? HAHAHAHAHAH Nah, a ver, odio profundamente la gente que me viene con esas, y creo que tu también... Es que no pueden ahcer comentarios contructivos o comentar extensamente? No sé, esto no es un fanfic super mega hiper currado o de los mejores, pero considero que no es un fanfic más U_U

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    1. No, no lo es... pero los míos tampoco y la gente me comenta así también xDDD sólo queda reírnos ><

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  3. Uoooo, me podía esperar que apareciese cualquier personaje... Menos el arcángel y el duque del infierno jajajaja.

    La verdad es que el papel de Ravi, me ha encantado. Y lo de Ken... en fin, pobre Hyuk que lo sabía todo desde el principio y era de los que más recibía xd.

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  4. Waaaa aun faltan caps??? Me quede en suspensoo T.T
    No soy de leer fics pero este en verdad me encantaaaa :D

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