Hongbin abrió los ojos lentamente. Me miró, pero no hizo ningún movimiento,
salvo grabarse mi cara durante un rato tan largo que me pareció una eternidad.
Abrió la boca, únicamente para soltar aire que retenía. En el enfrentamiento
con Hyuna y tras la huida de ésta, Hongbin colapsó. No solo por la impresión
que el fuego parecía ejercer sobre él, sino que atribuí su desfallecimiento al
cansancio de haber estado recaudando información por todos lados para saber
sobre el paradero de uno de mis mejores amigos. Sin, quizás, apenas dormir más
de unas pocas horas, y sin comer otras tantas. Todo lo hacía por mí.
Apreté la sabana que cubría mi cuerpo con la mano. No me había cambiado de
ropa desde que Leo se había cargado al Djinn en el hombro a regañadientes y se
lo había llevado al apartamento. Me convenció, no obstante, de quitarme los
zapatos y velarle el sueño. Justo como días atrás, Hongbin había sugerido con
Taekwoon.
¿Tan mala persona era que no había notado las profundas ojeras que marcaban
los hermosos ojos castaños de mi genio? ¿Tan estúpida… que ni podía percatarme
de que, inmortal o no, se iba consumiendo poco a poco como una varilla de
incienso encendida? Esfumándose como el humo… No. Había dejado que tanto Leo
como Hongbin hicieran todo el trabajo, rezagándome como una vil cobarde,
poniéndolos en peligro constante, saliendo no muy bien parados en consecuencia.
Y eso era algo que no volvería a pasar jamás.
No podía permitir perderlo también a
él.
-Hongbin… -empecé, y lo vi entornar los ojos. Su mano buscó la mía, que
seguía aferrada a la tela como si de un salvavidas se tratase. Obligó a mis
dedos a desasirse del agarre, mientras se entrecruzaban con los suyos. Solo
entonces vi que tenía el dorso magullado. Reprimí una mueca que no pasó
desapercibida.
-¿Cómo te has hecho eso? –preguntó monótonamente, repasando las heridas con
las yemas.
-Cuando te… desmayaste, solo me dio tiempo a poner la mano para evitar que
golpearas el cemento con la cabeza.
Suspiró, hundiendo más la cara en el cojín y cerrando los ojos. Acto seguido
los volvió a abrir, clavándolos en mí. Sentí una oleada de calor por la presión
de su mirada, que me atravesaba de parte a parte cual hierro candente y pensé
en destaparme. Aunque posiblemente no iba a servir de mucho.
-Es patético –dijo, devolviéndome a la realidad.
-¿Qué?
-Es realmente patética la manera en que el concepto “fuego” y todo lo que
tiene que ver con él hace mella en mí. Debería tenerlo superado, y sin embargo…
-Hongbin –lo nombré, seria-. Cuando tenía siete años, la escuela organizó
una excursión a la playa. Era la primera vez que iba a un espacio acuático, y
creí poder hacer lo mismo que los demás niños. Correr por la arena, hacer
castillos, nadar en el mar… Pero esto último, era lo único que no sabía hacer.
Confiada, me metí en el océano hasta que el agua me cubrió por completo. Cuando
me quise dar cuenta, me había alejado muchísimo. Entré en pánico, sintiendo
como las fuerzas me abandonaban mientras braceaba desesperada. Lo poco que
sabía de nadar, se evaporó y me hundí. Jae Hwan me sacó y supongo que utilizó
su magia para evitar una desgracia porque según mis profesores, estuve
oficialmente muerta durante cinco minutos y medio. -Hongbin se estremeció-.
Desde entonces, no he vuelto a pisar ni lagos, ni ríos ni ningún lugar que
contuviera agua. Lo que quiero decirte con todo esto, es que hay traumas que
nunca podrás superar, por mucho tiempo que pase. Siempre quedará alguna parte
de ti a la que le horrorice el ver o pensar en una determinada cosa. No puedes
evitarlo, pero sí convivir con ello y hacerle frente si se presenta la ocasión.
No debes pararte a pensar en lo que eso significa para tu estabilidad emocional,
porque entonces te perseguirá el resto de tu vida.
-¿Y si te perdiera a ti? ¿También debería asumirlo y pasar página?
No supe qué responderle. Parecía obsesionado con esa posibilidad. Él
continuó hablando.
-Llevo la muerte encima, Alice. A cada paso que doy se acerca más y me
arrebata seres queridos. Lo siento como si fuera una maldición de la que no
puedo escapar.
-No estás maldito –dije. Mi mano libre se desplazó hacia su mejilla, y lo
vi temblar ante el contacto. Me besó la palma delicadamente, haciéndome
cosquillas en la piel-. Las maldiciones no existen.
-Dirías lo contrario si hubieses visto lo que yo he visto. No todas las
brujas están en Hogwarts y no todas son buenas.
Sonrió. Creí entonces, que nada de la noche anterior había pasado. Que todo
había sido un sueño, un mal sueño, y que delante de mí seguía existiendo parte
de aquel genio arrogante y vivaz que yo conocía. Pero cuando dejó de sonreír,
supe lo equivocada que estaba. Estirando de mi brazo me acercó hasta él y,
abrazándome, descansó el mentón sobre mi clavícula. El vello del cuello se me
erizaba con cada exhalación por su parte mientras mi pulso se aceleraba
considerablemente.
-No debería haber salido de la discoteca sola. Lo siento mucho –dije.
Hongbin se tensó a mi lado y levantó la cabeza.
-No, no debiste hacerlo.
-Pero no podía dejar que supiera nuestras verdaderas intenciones… Si Hyuna
lo supusiera desde un principio, no podríamos ni haber entrado y quizás lo
habría reducido todo a cenizas. ¡Tenía que seguirle la corriente como fuera!
Pero al final… no era tan tonta como creía.
-Creíamos –rectificó-. Y eso es lo que evita que me enfade por tu
insensatez. Pensaste en evitar una tragedia, muertes innecesarias. Porque, como
sabes, no es la primera vez que Hyuna hace arder algo sin parpadear.
Asentí, dándole a entender que era consciente de ello.
-Lo siento… -repetí, sincera. Mi genio emitió un gemido que interpreté como
una risa contenida.
-No hace falta que te disculpes a cada momento.
-No, no es por eso.
-¿Ah no? –sus cejas se curvaron y su rostro cambió a la incredulidad más
pura.
-Os estoy poniendo en peligro a vosotros por mi egoísmo. Mira como acabó
Leo. ¡Mira cómo estás tú! –lo señalé-. Casi te doy un infarto. Si solo fuera
más fuerte… si no fuera un saco de carne innecesaria y blanda… ¡Diablos! ¡No
sirvo para nada! Solo soy una enclenque que no…
Me detuve bruscamente al sentir sus labios sobre los míos llenos de
urgencia, anhelantes. Fue tal su impulso que mi cabeza rebotó contra la
almohada y apenas tuve tiempo de corresponderlo. Mis manos se movieron solas
hasta los costados, cerrándose en la camisa. Los labios de él se desviaron y
bajaron por el cuello hasta la clavícula. Hizo descender uno de los tirantes
del vestido, siendo reemplazado por la boca de Hongbin.
-Quiero que olvides la palabra “inútil” que tienes grabada en tu
atolondrada cabeza. No eres una floja. Eres una de las personas más valientes
que he conocido, sin exagerar. Cualquier otra se tomaría todo lo que está
pasando como un sueño o una locura…
-“Es” una locura –puntualicé, logrando encontrar la voz. En la semi
oscuridad y contra mi hombro izquierdo, pude notar que las comisuras del Djinn
se curvaban hacia arriba.
-Lo que quiero decir es que, o eres muy valerosa o te falta un tornillo.
Le di un golpe en el pecho a modo de advertencia.
-Pensaba que la mejor manera de llevar a una chica a la cama era enviándole
rosas e invitándola a cenar.
-Esas son tus costumbres, no las mías. ¿Crees que lo estoy consiguiendo?
–dijo, pícaramente. Respiré hondo mientras reflexionaba seriamente sobre ello.
-Hoy no, Hongbin. Hay que ponerse en marcha.
***
El muchacho paseó los ojos por el descampado, nervioso a más no poder. No
aparentaba más de diecinueve años, aunque la verdad es que poseía más de cuarenta.
Sin embargo, en su fuero interno, aún creía ser un adolescente que no había
traspasado las fronteras de la mocedad. Por ello, se sentía como un peón de
ajedrez sobre el tablero, a punto de ser devorado por la reina. El frío arreciaba,
pero no lo sentía. Ya no.
Porque era un Nefilim.
Su condición despertó a la edad de dieciséis años, volviéndose
extremadamente rápido en educación física, desarrollando grandes reflejos y
agudizando sus sentidos. En ese entonces, imaginó tener algo mal en su interior
por lo que se alejó de los seres humanos que lo habían visto crecer. No
obstante, nada oscuro ocurrió, salvo que solo había envejecido tres años en
cuatro décadas. Y entonces, llegó a la conclusión de que era inmortal.
Acarició la posibilidad de hacer cosas prohibidas socialmente. Robar,
matar, beber… pero la parte humana lloraba ante esas ideas descabelladas.
Sacudió la cabeza. Ya volvía a pensar en su pasado. Su inquietud iba incrementando
por momentos, así que abrió el bolsillo de su chaqueta morada y sacó una
cajetilla de chicles de menta. Al menos estaría entretenido durante un buen
rato.
Un perro aulló a lo lejos, sobresaltándolo. ¿Dónde estaría? El punto de
encuentro había sido aquél, y la misteriosa Genio de la Tierra seguía sin
aparecer. ¿Qué tramaba?
“Dame la información que necesito, y
te concederé lo que siempre has anhelado…”, había dicho. Él no tenía esa información. No había sido capaz de
conseguirla, con esos dos genios de por medio.
Se desató una tormenta, bastante fuera de lo normal. Anunciaba la llegada
de alguien y el muchacho sospechaba que no era quien creía ser. Dio un paso
atrás, tragando saliva para empezar a correr. El cielo oscuro parecía a punto
de tragárselo, un remolino de maldad tenebrosa. La lluvia lo alcanzó antes de
llegar a un lugar cubierto y una figura de ojos verdes y relucientes le cerró
el paso.
-¿Estás seguro de que es él? –dijo el ser sobrenatural. Sintió una
presencia detrás suyo, una mano cerrándose sobre su hombro y las náuseas del
chiquillo incrementaron por el miedo. Cuando se giró, al principio solo
distinguió dos destellos azul marinos, pertenecientes a un hombre de complexión
atlética de una altura superior al que segundos antes se había topado.
-Desde luego que es él –el Marid centró la mirada en el Nefil-. Es uno de
los que salió corriendo de casa de Ken, preparándome una emboscada con sus
secuaces.
El chico, sobrecogido, negó con la cabeza frenéticamente.
-¡Os equivocáis…! ¡Aquello no fue…! ¡Yo no estaba allí para eso! –Tenía las
ropas empapadas, y el sudor se mezclaba con las gotas de lluvia que resbalaban
por su rostro-. ¡Por favor, dejadme marchar…!
-Me temo que eso no va a ser posible –comentó Hongbin-. Tienes que
responder a algunas preguntas. Y más te vale ser sincero, porque si no lo vas a
lamentar el resto de tu perpetua existencia.
El joven se echó a temblar, el pánico reflejado en sus orbes.
-Po-por favor, no me hagáis daño.
-Eso depende solo de ti y de lo colaborador que estés dispuesto a ser –el Djinn
lo observó, y le pareció que solo era un niño asustado. No se dejó engañar-.
¿Cómo te llamas?
El interrogado tardó un poco en responder. Le temblaba la mandíbula.
-Hyuk. Han Sang Hyuk.
Vale, flipo mucho.
ResponderEliminarHyukie aparece! Aunqueeee eso no es todo, los sentimientos de Hongbin al principio y como se preocupa por la chica <3 super cute todo jajaja
No, en serio me gusta mucho... La verdad es que no miré de que fic era y pensé que era el de ¨Ken y me quedé muy pillada cuando no le veía sentido jaja. Pero... Gracias! Una continuación que me deja con ganas de leer más :D
Primero que nada... al fin puedo comentar -.- este internet de mierda no me dejaba, estoy cabreada xddd
ResponderEliminarA lo que vengo. ¡¡¡Ha aparecido Hyuk!!! Ueeee, pobre, Hongbin es acojonador cuando quiere, le ha metido miedo al pequeño xdddd
Y bueno, como ves comienzo del revés y he comentado lo último primero, pero es que he muerto con la escena dulce, exótica elegante (sin casi detallar nada, que es lo chungo y lo admirable) y adorableisionnnnnn entre ella y Hongbin... este genio cabrón lo tiene todo...
Me voy a morir en paz que me estaba controlando sólo por leer hasta el final. Adiós mundo cruel ><
Ahhhh me ha encantado, por si no se nota, claro lol -ya, ya me voy- pero es que Hongbin wgfgcggjfufgfgd -ahora sí xddd-
Valee me lo e leido dos veces por eso te comento tan tarde xDDD
ResponderEliminarMe gusta muchissimo la primera parte de la historia por que es puro sentimiento y ver a Hongbin tan tierno y es que lo veia como indefenso por que el sufre demasiado por la chica y tiene todos motivos del mundo para estar así.
Después como se atreve a decir HOY NO HONGBIN PERDONAAAA!!!!!! Yo tengo a un chico así en mi cama y le dijo Hoy Si y mañana también jajajajajajajaja
Después es increíble el cambio que puede tener Hongbin no se como decirlo si de personalidad o no se pero verlo primero tan sentimental y preocupado a verlo ahora con tal carácter a este chico hay que tenerlo contecto xDD
Y claro Leo esta como siempre con su fuerte carácter que no hay quien se lo quite xD
Y POR FIN SALE HYUK!!!!!! Yo estaba pensando si saldria alguien mas de VIXX o no y mira pues sii a salido nuestro maknae que pobrecito por que le trantan asii ehhh por que xDDD
Espero que Hyuk sea bueno en verdad y no este haciendo un papel para que ellos tres caigan en alguna trampa no se no se habrá que esperar a los siguentes capítulos!