-¡Psss! –chistó Hyuk, en la oscuridad de la habitación-. ¡PSSS!
Exhalé una bocanada de aire, irritada. Me giré sobre el colchón y lo
fulminé con la mirada.
-¿Qué quieres? –inquirí. El rubio bajó la cabeza, temeroso de que hablar en
voz alta despertara a mi familia. Se llevó un dedo a los labios, indicándome
que me callara.
-¿Cuándo nos vamos? –susurró. Puse los ojos en blanco y le lancé mi
almohada. Él la esquivó sin dificultad, y eso que estaba tumbado.
-Llevas preguntándome lo mismo dos noches seguidas. Te dije que cuando
Hongbin y Leo dejaran de sospechar.
Porque lo hacían. Cada día, Hongbin nos llevaba a la escuela y a la salida,
Leo nos recogía. La matriculación de Hyuk era falsa –fruto de control mental
genieril como yo lo llamaba-, pero necesitábamos que estuviese lo más cerca
posible también. Solo él podía decirme dónde se encontraba mi amigo. Hyuk
seguía contemplándome, expectante. El reloj mercaba las tres de la mañana, y
calculé el tiempo que quedaba para amanecer.
-Arréglate. Nos vamos ahora. Solo comprobaremos dónde es la prisión, como
está defendida y volveremos inmediatamente. Luego ya pensaremos en algo para
entrar, más adelante.
-¿Estás segura? Quiero decir, que tu novio nos pille será… horrible –se
estremeció. Sonreí, asintiendo. A mí no me haría nada, pero a él…
-No te preocupes, estará vigilando la puerta principal mientras Leo
descansa. Hay una puerta trasera que lleva al patio, después una pendientes de
tierra que acaba en el parque para niños y desde allí podremos coger la
carretera.
Hyuk me observó largamente, algo que me incomodó un poco.
-¿Qué?
-Has estado pensando como escapar, ¿verdad? Y has controlado cada acción de
los dos genios al detalle.
Hice una mueca.
-Que sean mi novio y mi amigo no significa que no sepa como burlarlos.
-Ouuuf… eso les dolería si lo escucharan –comentó.
-Sí, pero no lo harán –me quité el llamador de ángeles que resonó en la
oscuridad y lo coloqué debajo de la almohada. Si quería que Hongbin no me
detectara, tenía que dejarlo ahí para que pensara que seguía durmiendo. Aun
así, sentí un vacío al quitármelo, como si me faltara algo…
Nos vestimos a oscuras, tardando el doble de lo previsto. No, la ausencia
de luz no ayudaba. Una vez conseguido, quedaba la parte más difícil. Salir sin
ser vistos.
-¿Cuál es el plan? –preguntó, detrás de mí mientras abría la puerta con
cuidado.
-Primero, cerrar la boca. Tanto tú como yo. Sígueme y no hagas ruido
–contesté, tajante. Me costó distinguir que asentía, conforme.
Bajamos las escaleras interiores poco a poco, peldaño a peldaño. ¿Para qué
negarlo? Hyuk era mucho más silencioso que yo. Argos levantó las orejas desde el sofá pero no hizo ruido, salvo
repiquetear con la cola el cuero de éste, contento. Con la puerta justo delante
de nosotros, le indiqué que me adelantaba para abrirla. Tras unos cuantos
forcejeos, me percaté de que estaba cerrada y busqué la llave en el sitio que
suponía que mi madre la guardaba. ¡Bingo! La encontré en el cajón de la
cubertería.
Cuando la abrí, el aire frío me azotó la cara y los brazos, haciéndome
temblar. Con una señal, mi compañero se situó a mi lado. Le indiqué el
recorrido en silencio y tras unos breves segundos nos lanzamos a la carrera.
Bajamos la cuesta derrapando con los pies y cuando ésta se acabó subimos al
tobogán de niños pequeños que se encontraba justo en medio de nuestro camino.
La carretera estaba próxima y al llegar, seguimos corriendo hasta doblar unas
cuantas manzanas. Me detuve para recuperar aire, con la mano apoyada en la
pared. Hyuk no parecía cansado en absoluto y envidié su condición de Nefilim.
-Ya está, estamos a salvo –dijo. Si, a salvo… Habíamos salido de la zona
segura hacía escasos segundos. Pese a que estaba contenta porque mis amigos no podrían
decirme lo que debía hacer, me sentía completamente desprotegida. Tragué saliva
y recobré la compostura.
-Vale, vamos. Ahora te sigo yo a ti.
-Es un poco lejos, espero que no te importe… Tu casa es bastante poco
concéntrica.
Me encogí de hombros y empezamos a caminar. Perdí la cuenta de las horas
que estuvimos dando vueltas, izquierda, derecha, ahora bajamos, ahora volvemos
a subir… Hasta que las luces de la calle menguaron. Llegó un punto en que
apenas se distinguían las paredes a tres metros.
-Qué oscuro está esto…
-Es la zona abandonada de la ciudad. Obviamente, si no está habitada, no
vale la pena tener el lugar iluminado. Y es un sitio perfecto para esconder…
esto –su dedo índice apuntó hacia adelante, donde un imponente edificio con
ventanas rotas se alzaba en todo su esplendor. Había resquicios de luz que se
colaban por la puerta trasera, y se apresuraron a acercarse sin precaución a la
prisión abandonada.
-Bien, hay que buscar la dirección… -pero por más que mirábamos, ninguna indicación
ni número marcaba las paredes de la calle.
-Creo que será mejor volver, Alice. No me gusta lo que estoy percibiendo…
-gimió Hyuk, alejándose poco a poco. Un grito atronador y agónico rasgó la
noche y caló en el interior de los dos. Ken. Ken estaba sufriendo. No había
tiempo. Ambos nos miramos y Hyuk no reaccionó a tiempo para evitar que abriera
la puerta y me colara en el interior. Me siguió pero para cuando logró
atraparme ya era demasiado tarde. La salida estaba cerrada y no se abría. No
teníamos ninguna posibilidad de salir de esta, todo por mi impulsividad.
-¿¡TE HAS VUELTO LOCA!? ¡Ahora estamos atrapados como alimañas! –me agarró
de los hombros y comenzó a sacudirme frenéticamente, desquiciado de miedo.
-Cálmate, ¡cálmate! ¡Me haces daño! –chillé, intentando apartarme de él. Por
fin me soltó, y me puse bien la ropa arrugada-. Hyuk, escucha, lo siento. Pero
tengo que encontrar a Ken. Tú si quieres, puedes buscar una salida alternativa.
No creo que todos los Nefilim sepan que desertaste, por lo que será un punto a
nuestro favor. En cuanto salgas, corre a llamar a Hongbin y a Leo. Diles donde
estamos.
-No puedo dejarte aquí, se lo prometí a…
-Sé que se lo dijiste a Ken, pero ahora estaré con él. Tienes que hacerlo,
por favor… -supliqué. Hyuk vaciló, debatiéndose entre una opción u otra-.
¡VENGA! –lo empujé con todas mis fuerzas y reaccionó. Se alejó, de vez en
cuando mirando hacia donde yo estaba hasta que desapareció. Cerré los ojos y
respiré hondo. Solo tenía que recordar por donde había ido en el sueño, y daría
con mi mejor amigo.
Una luz verde titilante era mi guía por los pasillos interminables.
Reconocí diferentes puntos conforme avanzaba, hasta que todo se hizo nítido. Un
tramo más, torcer a la derecha… y el gran pasillo de celdas se abrió ante mí.
Por un lado recé para que estuviera allí, donde lo había dejado semanas antes.
Y por el otro deseé que no estuviera, que se encontrara en otro lugar menos
lúgubre. Pero el olor metálico de la sangre confirmó mis peores miedos. Me tapé
la nariz, las náuseas me mareaban y mi cerebro me dijo que debería salir de
ahí. Pero ya no pude pensarlo más. Sentí un fuerte golpe por la espalda que me
tiró al suelo y me hizo ver las estrellas. Intenté arrastrarme fuera del
alcance de la persona que me había atacado, mas fue en vano. Otro golpe en la
boca del estómago me dejó sin respiración y mientras intentaba recuperarme, esa
persona me cogió del cuello, obligándome a, sin descanso, caminar hacia la
celda contigua. Forcejeé todo lo que pude, aunque era bastante indiscutible que
la otra persona tenía más fuerza que yo.
Rodé sobre mi misma cuando me lanzó al interior, arañándome las rodillas y
las palmas al querer frenar. Me giré para verle la cara a mi agresor. No era
nadie que conociera, la verdad. Era calvo, con muchos pearcings, tatuajes y los
ojos azul claro. Supuse que era un Nefilim. Sonreía lascivamente, como si me
hubiese estado esperando.
-¡Cabrón…! –empecé. Luego preferí callarme y guardar todas las fuerzas para
más adelante. Soltar berrinches como si fuera una niña pequeña no solucionaría
nada-. Vale… a ver… pensemos.
Me presioné el puente de la nariz con los dedos. Una cosa viscosa se me
había pegado en ellos, y cuando vi lo que era lancé una exclamación de horror.
La sangre estaba por todo el suelo, y era reciente. Seguí con la mirada el
reguero y al encontrarlo, me quedé blanca como el papel. Ken. Mi Ken. Mi pobre
amigo estaba… bueno, no supe si estaba o…
-¡Jae Hwan! ¡Jae Hwan! –me lancé sobre él, los brazos por delante. No
llevaba las cadenas que había visto en el sueño, pero advertí rozaduras
profundas en sus muñecas. Apoyado como estaba en la pared, con la cabeza gacha,
parecía más muerto que vivo. No sé cuándo había empezado a llorar, pero las
lágrimas me empañaban la vista, exigiendo así un parpadeo continuo.
Tenía miedo de moverlo, así que coloqué la palma delante de su cara y me
relajé solo un poco al sentir un aliento irregular manar de sus fosas nasales.
Aun así, veía que estaba en las últimas y temí por su vida a cada minuto.
-Jae Hwan… despierta vamos… -supliqué. Ken se removió, como saliendo del sopor
en el que estaba metido. Lentamente alzó la cabeza y reprimí un gemido aterrado
cuando unos ojos fríos, vacíos y sin vida me devolvieron la mirada con
indiferencia.
-Supongo que vuelve a ser un sueño… -murmuró. Sonrió (si a eso se le podía
llamar sonrisa) y sacudió la cabeza-. Ya no lo repetiré más… siempre vuelves…
no vale la pena decirte que te vayas…
-Aunque pudiera, no querría irme. No sin ti. Ken por favor, soy yo de
verdad, he venido a buscarte…
-Eso es lo que dicen todas cuando vienen aquí.
Me enfadé. No sé por qué, pero me enfadé. El bofetón que le regalé resonó
por todo el lugar. Por un momento, mi amigo se quedó paralizado y acto seguido,
sus ojos me enfocaron al fin.
-¿A-A…h?
-¿Te parece esto suficientemente real? Porque puedo sacudirte una buena
paliza para despertarte del todo, por si acaso. Espero no matarte demasiadas
neuronas con ello.
-No… Alice… -gimoteó mi amigo-. ¿Qué has hecho? –era consciente de que no
se refería a haberle pegado-. ¡No deberías estar aquí…! ¡Por Dios! ¡Me había
sacrificado para que estuvieras a salvo!
-¿A salvo? ¿Crees que esa vida es estar “a salvo”? ¡Prisionera en casa de
Hongbin, con vigilancia las veinticuatro horas del día, sin poder ir a la escuela, ni ver a mis padres ni a mi
perro, y temerosa de poder perderte por que tú te has ofrecido voluntario para
ocupar un puesto que no te corresponde! ¡Eso NO es estar a salvo!
-Al menos estarías viva. Vosotros corréis peligro constante desde el primer
momento en que nacéis. Sois tan débiles… ¿qué consideras tu que es estar a
salvo?
-Estar a salvo es poder estar con mi familia y mis amigos sin necesidad de
sobreprotección. No debiste dejar que te atraparan de esa manera. Había mejores
formas.
-Si una cosa he aprendido de los humanos, aparte de que es efímera, es que
los amigos de verdad están dispuestos incluso a dar su vida por los demás. ¿No
es así como funciona vuestro mundo?
Me mordí el labio inferior con tanta fuerza que brotó sangre. Mi amigo
resbaló hacia la derecha, sin energía, y yo lo sostuve en mi regazo. Era lo
único que podía hacer. Tampoco dejaría que lo torturaran más.
-No debería ser así, Jae Hwan. Ahora saldremos de aquí. Hyuk va a llamar a
Hongbin y a Leo y…
-¡NO! ¡SUELTAME BASTARDO! –se oyó gritar una voz conocida que me heló el
alma. Lo habían pillado de pleno-. ¡Te he dicho que soy de los vuestros! ¡Solo
quería dar un paseo! ¡SUELTAMEEEE PEDAZO DE…!
El mismo Nefilim que me había golpeado, ahora sostenía a SangHyuk en alto,
mientras éste pataleaba furiosamente para deshacerse de su agarre, sin
resultado. El chico rodó por el suelo de la celda que estaba delante de
nosotros y al levantarse, siguió profiriendo una retahíla de insultos que no
mencionaré. Golpeó y sacudió los barrotes con vehemencia hasta darse por
vencido. Sus pupilas se encontraron con las mías, culpables.
-Lo siento Alice… lo siento… no he podido…
-No pasa nada. Sabía que no acabaría bien. Seguramente Hongbin y Leo nos
estarán buscando. Nos van a encontrar.
Pero tenía mis dudas. El miedo amenazaba con apoderarse de mí. No sabía que
fuerza sobrehumana evitaba que me derrumbara en ese mismo instante. ¿Qué iba a
ser de nosotros?
Esta Alice... me dan ganas de pegarle con una silla o algo jajaja. Pero entiendo que quiera ir a por Ken... Y Huyk es un cagado, pero también entiendo que tenga miedo después de ser un desertor...
ResponderEliminarPero Alice es mucha Alice xd
Tengo.que.poner.puntos.en.los.espacios...vaya.suerte.la.mía.no.me.va.la.barra.espaciadora.y.parezco.subnormal.comentando.
ResponderEliminarBueno,como.sea.
Hace.bastante.que.leí.esto.pero.por.problemas.técnicos.no.había.podido.comentar...
Lo.de.Alice.ha.sido.una.locura.pero.conocíendome.yo.hubiera.hecho.lo.mismo><
Hyuk.en.ese.sentido.es.más.sensato.
También.entiendo.la.postura.de.Ken.pero.¿para.eso.están.los.amigos,no?
Espero.el.siguiente.y.no.te.comento.más.porque.no.quiero.hacer.sangrar.los.ojos.con.esto...
En.serio,esto.sólo.me.pasa.a.mí.XDDDDDD