miércoles, 22 de octubre de 2014

Capitulo 2: Censura

- Hostia –exclamó Chuck-. Te juro que daría lo que fuera por poder hacerle una foto a tu jeta ahora mismo.
Jane no le hizo caso. Seguía contemplando el Claro, visiblemente pasmada. Recorrió cada centímetro de él: las personas iban moviéndose de un lado a otro, algunos tranquilamente, otros corrían con bolsas en las manos con pinta de tener mucha prisa. La cuestión era moverse, nadie se quedaba quieto. Después desplazó los ojos hacia otro lugar. Alguien sacaba de una choza una gallina cogida por las patas boca abajo. El animal se sacudió asustado y el chico que la sostenía la agarró por el cuello y se lo torció.

Jane se obligó a apartar la vista, pero la imagen se le repetía en la cabeza contra su voluntad. A causa de ello, tomó una decisión: no volvería a comer carne de gallina nunca más.

Descubrió, un poco más hacia la izquierda lo que imaginó que sería la cocina, desierta. Un chaval se paseaba por delante con un delantal de dudoso blanco mientras lanzaba al aire una gran sartén. Cuando volvía a caer, la cogía por el mango con destreza. Sin darle importancia avistó un huerto y a varias personas trabajando en él. No llegó a distinguir que tipo de cultivos eran. Tampoco era un dato relevante. Algo sí llamó su atención: un par de chicos salían del bosque cercano. Iban sudados y arrastraban los pies, como si las piernas les pesaran enormemente.

-Ah, algunos corredores han vuelto –dijo Chuck, lo que provocó una mirada de desconcierto por parte de la muchacha-. Ehhh… Son gente que sale fuera para buscar una salida.

Aquello la desconcertó aún más.

-¿Salida? –no le sonaba nada bien esa palabra. Una creciente inquietud empezaba a llenar sus entrañas, amenazando con explotar de un momento a otro.

-No sé si me corresponde a mí contarte… Oye, ¿estás bien? –preguntó el niño, preocupado al ver que su compañera había perdido todo color.

-Chuck. ¿Qué quieres decir con que salen para buscar una “salida”? ¿Y por qué llevan armas? –inquirió, señalando la empuñadura de un cuchillo sobresaliendo del pantalón de uno de los corredores.

El otro tardó un poco en responder y cuando lo hizo, su voz se había vuelto enigmática.

-Mira, no es personal ¿vale? Pero aquí tenemos reglas que hay que cumplir. No puedo contarte todo de golpe porque lo más seguro es que te volverías loca, y ya somos demasiado pocos como para tener que prescindir de una persona fucada del cerebro por exceso de información. Alby o Newt ya te lo habrán dicho, pero supongo que no está de más recordártelo: Todo llegará a su debido tiempo.

-Nadie me ha dicho nada –espetó en tono severo-. Es más, todos decís cosas como “El Primer Día”, el “Claro” o “Verducha”. No tengo ni idea de qué narices hago aquí, y nadie me explica qué es todo esto. Tan solo… me priváis de saber. Prefiero volverme loca sabiendo la verdad a esperar a que me la cuenten por fascículos como si fuera una estúpida cría.

Dicho aquello, descendió por la pequeña colina. Chuck soltó un quejido resignado y se colocó delante de ella con los brazos agitándose graciosamente.

-¡Eh, para el carro, Cenicienta! –balbuceó-. Hablaré con Newt y quizá te…

-Estoy cansada de tener mediadores. Se lo pienso decir yo misma.

Cuando ésta reinició su marcha, el niño la empujó con toda la delicadeza de la que era capaz. Medía bastante menos que la chica, pero advirtió que trastabillaba hacia atrás.

-¿Pero a ti que foño te pasa? –chilló-. ¡Para de comportarte como si tuvieras derecho a cualquier cosa! Todos somos iguales aquí. Todos pasamos por lo mismo el Primer Día, sin respuestas, sin poder formular preguntas… ¿Por qué no puedes tener un poco de paciencia?

Al ver la clara desesperación y el silencioso ruego en los ojos de Chuck y se relajó un poco. Se estaba comportando como una idiota, pero no soportaba ser la única ignorante a su alrededor. Respiró hondo, tratando inútilmente de serenarse.

-De acuerdo –dijo al fin-. Vamos a ir a hablar los dos. Prometo no abrir la boca si consigues hacer que me explique qué es todo esto.

Chuck suspiró, derrotado.

-Bien –se pasó una mano por el pelo-, pero no te separes de mí. Y por lo que más quieras en este fuco mundo: no te acerques a las aberturas de los muros.

Como si su compañero hubiese estado señalando un punto en concreto, Jane dirigió la vista al frente, donde unas imponentes murallas de piedra se abrían en forma rectangular extendiéndose en torno al Claro. De uno de los extremos emergía una especie de puntas de hierro que al parecer se correspondían con las hendiduras del otro extremo. ¿Cómo no pudo darse cuenta antes?

De esa misma abertura, un joven apareció a la carrera y fue frenando poco a poco hasta quedarse quieto. Después, dobló las rodillas y apoyó las manos en los muslos, tosiendo y jadeando. Jane se lo quedó mirando un rato mientras caminaban y Chuck percibió sus pensamientos.

-Bueno, él es Minho, el Guardián de los corredores. Ya te explicaré qué significa en otro momento.

Ella puso los ojos en blanco, pero no dijo nada. Otra persona se cruzó en su camino tan de repente que cuando sus cuerpos chocaron no tuvo tiempo de formular una disculpa. Por suerte, Jane había posicionado el pie derecho de tal forma que había podido evitar la caída. Se sorprendió por las renovadas fuerzas que una hamburguesa y un vaso de agua le estaban proporcionando. El otro chico la miró desde arriba con una mueca de suficiencia. No se había movido ni un centímetro por la colisión, seguía donde no debería estar: ahí de pie con una tabla de madera cortada sobre el hombro y cara de pocos amigos.

-Ten más cuidado, pingaja –el deje de antipatía patente en su voz la obligó a entrecerrar los ojos. Deseaba contestarle algo, pero fue Chuck el que la defendió.

-Has sido tú el que se ha puesto por medio, Gally.

Gally chasqueó la lengua disgustado y se giró para irse. Jane se acercó al niño.

-Dime que éste es el único imbécil en lo que llamáis Claro.

Chuck se rio sin ganas.

-Ojalá.

***

-De ninguna forma, Chuck –dijo Newt yendo de un lado a otro cargando y descargando cajas sin mirarlos.

-¿Pero por qué? –Insistió el niño, persiguiendo al mayor como un pollito detrás de su madre-. ¿Qué la hace diferente?

El rubio soltó lo que estaba colocando con irritación, encarándose. Señaló a la muchacha, que se sintió ligeramente ofendida. No recordaba nada sobre buenos modales, más sin embargo era consciente de que aquel gesto no lo sería.

-Por si no te has dado cuenta, Chuckie, es una chica. La única en la zona desde que empezó esto. Foder tío, Alby tiene razón. ¿Y si es una espía de los Creadores?

-¿Los Creadores? –inquirió Jane.

-Los que nos metieron aquí y nos envían suministros –aclaró Chuck. Ella se cruzó de brazos.

-Oh, ya veo. ¿Crees que me han enviado para asesinaros brutalmente cuando no miréis? ¡Por el amor de…! 
–cerró los ojos, incapaz de controlarse-. No tengo la más remota idea de por qué estoy aquí, ni por qué soy la única fémina en vuestro Claro. Pero una cosa sí que la tengo clara: Quiero saber.

Newt la contempló con el ceño fruncido. Luego se acercó hasta que su rostro estuvo a pocos centímetros del de ella, que no se movió.

-Escúchame bien, pingaja. Tu puñetera actitud va a cabrear a más de uno si no bajas esos humos. Da gracias a que no te metimos en el Trullo cuando saliste de la Caja. Vas a esperar a que los guardianes hagamos la Reunión, donde se decidirá qué hacer contigo y si mereces que se te revele algo. Mientras tanto, haz el favor de quedarte quietecita y no hacer preguntas. Es mi última palabra.

Les dio la espalda y siguió con lo que estaba haciendo. Jane estaba totalmente irritada. Fue a replicar, pero un ruido ensordecedor ocasionó que se le olvidara lo que iba a decir. El incesante sonido hizo que la muchacha tropezara y quedara sentada en el suelo, atemorizada. Miró en todas direcciones con la respiración acelerada y ni siquiera la mano de Chuck cuando se apoyó en su hombro la tranquilizó.

-Cálmate, solo son las puertas. Cada noche se cierran para evitar que los laceradores de ahí fuera puedan entrar –explicó.

Newt lo fulminó con la mirada y el niño supo que no debería haberlo dicho. Jane no quitó ojo de las grandes oberturas cada vez más estrechas. La parte derecha de ésta se juntaba lentamente con su gemela izquierda, provocando chirridos atronadores que llenaban el ambiente. No obstante nadie parecía afectado por ese hecho, sino que seguían tan tranquilos como siempre.

-¿Qué son los laceradores? –Jane giró la cabeza lentamente puesto que el Claro estaba sellado al completo.

Fue Newt quien contestó.

-Unos bichos que no querrás encontrarte jamás.

***

-Están tardando mucho.

Jane observaba sentada en una de las mesas cómo la gente se ponía en fila para recoger su plato de estofado de pollo con almendras. Para disgusto, sabía cómo se había conseguido el plato pero el hambre la atenazaba tanto que le restó importancia por una vez.

-Relájate, chica –dijo Chuck con media pechuga sobresaliéndole de la comisura. ¿No se cansaba de decir lo mismo una y otra vez? Cálmate, relájate…-. Suelen pasarse horas allí dentro en la Hacienda, es normal. Pero el hecho de que no te hayan enseñado el Claro hoy mismo sí que es raro. No creo que Newt piense que eres peligrosa, no, más bien deduzco que estaba preocupado por ti, por tu salud. Él no suele ser tan borde, tendrá un mal día.

Escuchar como su compañero defendía a alguien a conciencia, la hizo sonreír interiormente. Por lo visto, no todo era negro en aquel lugar.

-No estoy enfadada –confesó en voz baja. Estaba molesta, aunque en cierto modo entendía la situación. Un sitio en el que solo aparecían adolescentes varones de pronto se veía abrumado por la presencia de una chica. Si fuera al revés, Jane estaría alarmada. Entonces tomó consciencia de su situación. Los jóvenes solían tener las hormonas revolucionadas con la pubertad y si ella era la única persona del sexo opuesto…
Trató de no pensar demasiado. Acabaría por dormir con medio ojo abierto y un cuchillo bajo la almohada. Eso… si tenía.

-A Fritanga le has caído bien –comentó Chuck. Según le habían dicho, Fritanga era el guardián de los cocineros. Sin embargo, no podía permitirse abandonar su puesto. Debía alimentar muchas bocas.

-¿Qué te hace pensar eso?

El niño señaló su postre con la barbilla.

-Te ha duplicado la ración de uvas.

Era cierto. Chuck debía tener un racimo de seis o siete piezas, mientras que Jane contaba con dos. La chica le ofreció la mitad, pero su amigo se negó en rotundo. Por el contrario, estiró el cuello por encima de su hombro y dejó de comer.

-Ya vienen –anunció. Jane se giró para distinguir varias figuras aproximándose. Se levantó y caminó hacia Alby y Newt, que encabezaban la marcha. No se había fijado antes, pero el rubio cojeaba. Sacudió la cabeza y esperó una respuesta. Los dos chicos se miraron y un cuarto se acercó a la conversación.

-Has estado a punto de pasar los días venideros en el Trullo, verducha –dijo Alby-. Da gracias a que poco más de la mitad estaba en contra de hacerlo.

-Alby, que no hayan salido los resultados como esperabas no significa que tengas que decírselo así –lo reprendió Newt. Cruzado de brazos aparentaba más masa corporal… y no es que fuera especialmente musculoso. Era de complexión delgada, tanto que parecía enfermizo. El joven suspiró y relajó los hombros-. Minho –especificó con el pulgar al chico asiático detrás de él- sugirió que se te mantuviera vigilada en todo momento, pero que no había problema en contarte las cosas. Como muchos guardianes estuvieron de acuerdo, él será quien te explique, pero solo y exclusivamente mañana.

-¿Y qué pasa con el laberinto? ¿A quién enviaréis en su lugar? –preguntó Chuck. Ninguno se había percatado de su presencia.

-Enviaré a Caleb –dijo Minho y luego fijó la vista en la nueva-. Supongo que no hacen falta las presentaciones. Si me disculpáis, tengo un estómago que llenar desde mediodía.


El muchacho cruzó un par de palabras con sus amigos y se fue a hacer cola. A Jane le sobrevino una oleada de alivio. Por fin obtendría respuestas.

1 comentario:

  1. A ver, como algo sobreputamentenatural hace que mis putos comentarios desaparezcan te lo vuelvo a poner pero no me acordaré de la mitad con la mala leche ;---;

    Decía que ya me estaba enterando un poco de todo, conceptos y demás, como me has dicho algunas palabras son así y pensaba que te habías equivocado xDDD así que está totalmente perfecto.
    Veo también, que Minho es, en principio, agradable y será bueno para que Jane ¿aprenda?
    Por lo demás tengo que situarme un poco en dónde están y demás pero supongo que poco a poco lo irás aclarando ^^
    Algún que otro gilipollas hará que la recién llegada se eche las manos a la cabeza pero ¿qué coño? que les peten lol
    Y bueno, no recuerdo más de lo que te he puesto... ahh sí, que al final veré la película jajajaja me están entrando ganas con el fic así que al tener un pelín de tiempo zas! la veré :D
    Tengo muchas curiosidad, cuando me da deseo complacerla, por tanto... sube rápido que me desespero jajaja
    PD: Como se borre este comentario quemaré algo, te lo juro >:3

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