- Hostia –exclamó Chuck-. Te juro
que daría lo que fuera por poder hacerle una foto a tu jeta ahora mismo.
Jane no le hizo caso. Seguía
contemplando el Claro, visiblemente pasmada.
Recorrió cada centímetro de él: las personas iban moviéndose de un lado a otro,
algunos tranquilamente, otros corrían con bolsas en las manos con pinta de
tener mucha prisa. La cuestión era moverse, nadie se quedaba quieto. Después
desplazó los ojos hacia otro lugar. Alguien sacaba de una choza una gallina
cogida por las patas boca abajo. El animal se sacudió asustado y el chico que
la sostenía la agarró por el cuello y se lo torció.
Jane se obligó a apartar la
vista, pero la imagen se le repetía en la cabeza contra su voluntad. A causa de
ello, tomó una decisión: no volvería a comer carne de gallina nunca más.
Descubrió, un poco más hacia la
izquierda lo que imaginó que sería la cocina, desierta. Un chaval se paseaba
por delante con un delantal de dudoso blanco mientras lanzaba al aire una gran
sartén. Cuando volvía a caer, la cogía por el mango con destreza. Sin darle
importancia avistó un huerto y a varias personas trabajando en él. No llegó a
distinguir que tipo de cultivos eran. Tampoco era un dato relevante. Algo sí llamó
su atención: un par de chicos salían del bosque cercano. Iban sudados y
arrastraban los pies, como si las piernas les pesaran enormemente.
-Ah, algunos corredores han
vuelto –dijo Chuck, lo que provocó una mirada de desconcierto por parte de la
muchacha-. Ehhh… Son gente que sale fuera para buscar una salida.
Aquello la desconcertó aún más.
-¿Salida? –no le sonaba nada bien
esa palabra. Una creciente inquietud empezaba a llenar sus entrañas, amenazando
con explotar de un momento a otro.
-No sé si me corresponde a mí
contarte… Oye, ¿estás bien? –preguntó el niño, preocupado al ver que su
compañera había perdido todo color.
-Chuck. ¿Qué quieres decir con
que salen para buscar una “salida”?
¿Y por qué llevan armas? –inquirió, señalando la empuñadura de un cuchillo
sobresaliendo del pantalón de uno de los corredores.
El otro tardó un poco en
responder y cuando lo hizo, su voz se había vuelto enigmática.
-Mira, no es personal ¿vale? Pero
aquí tenemos reglas que hay que cumplir. No puedo contarte todo de golpe porque
lo más seguro es que te volverías loca, y ya somos demasiado pocos como para
tener que prescindir de una persona fucada del cerebro por exceso de
información. Alby o Newt ya te lo habrán dicho, pero supongo que no está de más
recordártelo: Todo llegará a su debido tiempo.
-Nadie me ha dicho nada –espetó en
tono severo-. Es más, todos decís cosas como “El Primer Día”, el “Claro” o “Verducha”.
No tengo ni idea de qué narices hago aquí, y nadie me explica qué es todo esto.
Tan solo… me priváis de saber. Prefiero volverme loca sabiendo la verdad a
esperar a que me la cuenten por fascículos como si fuera una estúpida cría.
Dicho aquello, descendió por la
pequeña colina. Chuck soltó un quejido resignado y se colocó delante de ella
con los brazos agitándose graciosamente.
-¡Eh, para el carro, Cenicienta! –balbuceó-.
Hablaré con Newt y quizá te…
-Estoy cansada de tener
mediadores. Se lo pienso decir yo misma.
Cuando ésta reinició su marcha,
el niño la empujó con toda la delicadeza de la que era capaz. Medía bastante
menos que la chica, pero advirtió que trastabillaba hacia atrás.
-¿Pero a ti que foño te pasa? –chilló-.
¡Para de comportarte como si tuvieras derecho a cualquier cosa! Todos somos
iguales aquí. Todos pasamos por lo mismo el Primer Día, sin respuestas, sin
poder formular preguntas… ¿Por qué no puedes tener un poco de paciencia?
Al ver la clara desesperación y
el silencioso ruego en los ojos de Chuck y se relajó un poco. Se estaba
comportando como una idiota, pero no soportaba ser la única ignorante a su
alrededor. Respiró hondo, tratando inútilmente de serenarse.
-De acuerdo –dijo al fin-. Vamos
a ir a hablar los dos. Prometo no abrir la boca si consigues hacer que me
explique qué es todo esto.
Chuck suspiró, derrotado.
-Bien –se pasó una mano por el
pelo-, pero no te separes de mí. Y por lo que más quieras en este fuco mundo:
no te acerques a las aberturas de los muros.
Como si su compañero hubiese
estado señalando un punto en concreto, Jane dirigió la vista al frente, donde
unas imponentes murallas de piedra se abrían en forma rectangular extendiéndose
en torno al Claro. De uno de los
extremos emergía una especie de puntas de hierro que al parecer se
correspondían con las hendiduras del otro extremo. ¿Cómo no pudo darse cuenta
antes?
De esa misma abertura, un joven
apareció a la carrera y fue frenando poco a poco hasta quedarse quieto.
Después, dobló las rodillas y apoyó las manos en los muslos, tosiendo y
jadeando. Jane se lo quedó mirando un rato mientras caminaban y Chuck percibió
sus pensamientos.
-Bueno, él es Minho, el Guardián
de los corredores. Ya te explicaré qué significa en otro momento.
Ella puso los ojos en blanco,
pero no dijo nada. Otra persona se cruzó en su camino tan de repente que cuando
sus cuerpos chocaron no tuvo tiempo de formular una disculpa. Por suerte, Jane
había posicionado el pie derecho de tal forma que había podido evitar la caída.
Se sorprendió por las renovadas fuerzas que una hamburguesa y un vaso de agua
le estaban proporcionando. El otro chico la miró desde arriba con una mueca de
suficiencia. No se había movido ni un centímetro por la colisión, seguía donde
no debería estar: ahí de pie con una tabla de madera cortada sobre el hombro y
cara de pocos amigos.
-Ten más cuidado, pingaja –el deje
de antipatía patente en su voz la obligó a entrecerrar los ojos. Deseaba contestarle
algo, pero fue Chuck el que la defendió.
-Has sido tú el que se ha puesto
por medio, Gally.
Gally chasqueó la lengua disgustado
y se giró para irse. Jane se acercó al niño.
-Dime que éste es el único
imbécil en lo que llamáis Claro.
Chuck se rio sin ganas.
-Ojalá.
***
-De ninguna forma, Chuck –dijo Newt
yendo de un lado a otro cargando y descargando cajas sin mirarlos.
-¿Pero por qué? –Insistió el
niño, persiguiendo al mayor como un pollito detrás de su madre-. ¿Qué la hace
diferente?
El rubio soltó lo que estaba colocando
con irritación, encarándose. Señaló a la muchacha, que se sintió ligeramente
ofendida. No recordaba nada sobre buenos modales, más sin embargo era
consciente de que aquel gesto no lo sería.
-Por si no te has dado cuenta,
Chuckie, es una chica. La única en la zona desde que empezó esto. Foder tío,
Alby tiene razón. ¿Y si es una espía de los Creadores?
-¿Los Creadores? –inquirió Jane.
-Los que nos metieron aquí y nos
envían suministros –aclaró Chuck. Ella se cruzó de brazos.
-Oh, ya veo. ¿Crees que me han
enviado para asesinaros brutalmente cuando no miréis? ¡Por el amor de…!
–cerró los
ojos, incapaz de controlarse-. No tengo la más remota idea de por qué estoy
aquí, ni por qué soy la única fémina en vuestro Claro. Pero una cosa sí que la tengo clara: Quiero saber.
Newt la contempló con el ceño
fruncido. Luego se acercó hasta que su rostro estuvo a pocos centímetros del de
ella, que no se movió.
-Escúchame bien, pingaja. Tu
puñetera actitud va a cabrear a más de uno si no bajas esos humos. Da gracias a
que no te metimos en el Trullo cuando saliste de la Caja. Vas a esperar a que los guardianes hagamos la Reunión, donde
se decidirá qué hacer contigo y si mereces que se te revele algo. Mientras
tanto, haz el favor de quedarte quietecita y no hacer preguntas. Es mi última
palabra.
Les dio la espalda y siguió con
lo que estaba haciendo. Jane estaba totalmente irritada. Fue a replicar, pero
un ruido ensordecedor ocasionó que se le olvidara lo que iba a decir. El
incesante sonido hizo que la muchacha tropezara y quedara sentada en el suelo,
atemorizada. Miró en todas direcciones con la respiración acelerada y ni
siquiera la mano de Chuck cuando se apoyó en su hombro la tranquilizó.
-Cálmate, solo son las puertas.
Cada noche se cierran para evitar que los laceradores de ahí fuera puedan
entrar –explicó.
Newt lo fulminó con la mirada y
el niño supo que no debería haberlo dicho. Jane no quitó ojo de las grandes
oberturas cada vez más estrechas. La parte derecha de ésta se juntaba
lentamente con su gemela izquierda, provocando chirridos atronadores que
llenaban el ambiente. No obstante nadie parecía afectado por ese hecho, sino
que seguían tan tranquilos como siempre.
-¿Qué son los laceradores? –Jane giró
la cabeza lentamente puesto que el Claro estaba
sellado al completo.
Fue Newt quien contestó.
-Unos bichos que no querrás
encontrarte jamás.
***
-Están tardando mucho.
Jane observaba sentada en una de
las mesas cómo la gente se ponía en fila para recoger su plato de estofado de
pollo con almendras. Para disgusto, sabía cómo se había conseguido el plato
pero el hambre la atenazaba tanto que le restó importancia por una vez.
-Relájate, chica –dijo Chuck con
media pechuga sobresaliéndole de la comisura. ¿No se cansaba de decir lo mismo
una y otra vez? Cálmate, relájate…-. Suelen pasarse horas allí dentro en la
Hacienda, es normal. Pero el hecho de que no te hayan enseñado el Claro hoy mismo sí que es raro. No creo
que Newt piense que eres peligrosa, no, más bien deduzco que estaba preocupado
por ti, por tu salud. Él no suele ser tan borde, tendrá un mal día.
Escuchar como su compañero defendía
a alguien a conciencia, la hizo sonreír interiormente. Por lo visto, no todo
era negro en aquel lugar.
-No estoy enfadada –confesó en
voz baja. Estaba molesta, aunque en cierto modo entendía la situación. Un sitio
en el que solo aparecían adolescentes varones de pronto se veía abrumado por la
presencia de una chica. Si fuera al revés, Jane estaría alarmada. Entonces tomó
consciencia de su situación. Los jóvenes solían tener las hormonas
revolucionadas con la pubertad y si ella era la única persona del sexo opuesto…
Trató de no pensar demasiado.
Acabaría por dormir con medio ojo abierto y un cuchillo bajo la almohada. Eso…
si tenía.
-A Fritanga le has caído bien –comentó
Chuck. Según le habían dicho, Fritanga era el guardián de los cocineros. Sin
embargo, no podía permitirse abandonar su puesto. Debía alimentar muchas bocas.
-¿Qué te hace pensar eso?
El niño señaló su postre con la
barbilla.
-Te ha duplicado la ración de
uvas.
Era cierto. Chuck debía tener un
racimo de seis o siete piezas, mientras que Jane contaba con dos. La chica le
ofreció la mitad, pero su amigo se negó en rotundo. Por el contrario, estiró el
cuello por encima de su hombro y dejó de comer.
-Ya vienen –anunció. Jane se giró
para distinguir varias figuras aproximándose. Se levantó y caminó hacia Alby y
Newt, que encabezaban la marcha. No se había fijado antes, pero el rubio
cojeaba. Sacudió la cabeza y esperó una respuesta. Los dos chicos se miraron y
un cuarto se acercó a la conversación.
-Has estado a punto de pasar los
días venideros en el Trullo, verducha –dijo Alby-. Da gracias a que poco más de
la mitad estaba en contra de hacerlo.
-Alby, que no hayan salido los
resultados como esperabas no significa que tengas que decírselo así –lo reprendió
Newt. Cruzado de brazos aparentaba más masa corporal… y no es que fuera especialmente
musculoso. Era de complexión delgada, tanto que parecía enfermizo. El joven suspiró
y relajó los hombros-. Minho –especificó con el pulgar al chico asiático detrás
de él- sugirió que se te mantuviera vigilada en todo momento, pero que no había
problema en contarte las cosas. Como muchos guardianes estuvieron de acuerdo,
él será quien te explique, pero solo y exclusivamente mañana.
-¿Y qué pasa con el laberinto? ¿A
quién enviaréis en su lugar? –preguntó Chuck. Ninguno se había percatado de su
presencia.
-Enviaré a Caleb –dijo
Minho y luego fijó la vista en la nueva-. Supongo que no hacen falta las
presentaciones. Si me disculpáis, tengo un estómago que llenar desde mediodía.
El muchacho cruzó un par de
palabras con sus amigos y se fue a hacer cola. A Jane le sobrevino una oleada
de alivio. Por fin obtendría respuestas.
A ver, como algo sobreputamentenatural hace que mis putos comentarios desaparezcan te lo vuelvo a poner pero no me acordaré de la mitad con la mala leche ;---;
ResponderEliminarDecía que ya me estaba enterando un poco de todo, conceptos y demás, como me has dicho algunas palabras son así y pensaba que te habías equivocado xDDD así que está totalmente perfecto.
Veo también, que Minho es, en principio, agradable y será bueno para que Jane ¿aprenda?
Por lo demás tengo que situarme un poco en dónde están y demás pero supongo que poco a poco lo irás aclarando ^^
Algún que otro gilipollas hará que la recién llegada se eche las manos a la cabeza pero ¿qué coño? que les peten lol
Y bueno, no recuerdo más de lo que te he puesto... ahh sí, que al final veré la película jajajaja me están entrando ganas con el fic así que al tener un pelín de tiempo zas! la veré :D
Tengo muchas curiosidad, cuando me da deseo complacerla, por tanto... sube rápido que me desespero jajaja
PD: Como se borre este comentario quemaré algo, te lo juro >:3