Jane no encontró a Chuck. En su lugar dio con Newt, que
tenía una expresión mucho más afable que la vez que ella y el crío fueron a
hablar con él. Cuando la avistó, descruzó los brazos que hasta ese momento
mantenía contra el pecho y le dedicó un suave gesto de cabeza.
-¿Qué hay? –dijo el chico, aburrido. Jane lo notó.
-¿Qué haces? –preguntó. Intentó sonar lo más desenfadada
posible al decirlo. Newt resopló, negando con la cabeza.
-Nada en especial. Supervisar el trabajo de los demás,
aunque Winston dijo que necesitaba otro par de manos. Ahora iba hacia la Casa
de la Sangre.
Había cierta sequedad en su voz, algo que hizo sentir mal a
la muchacha. En el momento en que Newt empezó a caminar, Jane lo detuvo por el
brazo.
-Espera –susurró-. Siento lo de a otra vez. Me comporté como
una… gilipulla.
El joven suspiró y poco le faltó para poner los ojos en
blanco.
-Sí, Jane –contestó-. Te comportaste como una auténtica
gilipulla. Pero no eres ni la primera ni serás la última, te lo aseguro. Y por
ello no te juzgo, pero me sacaste de quicio ayer.
-Lo sé. Lo siento de veras –pese a que lo decía en serio, se
sentía ridícula, furiosa. ¿Por qué debía disculparse? Esperó que el otro no
viera la verdad en sus ojos claros. Tras un silencio que a la chica se le hizo
eterno, Newt se puso en movimiento.
-Demos un paseo –sugirió-. Winston podrá con el trabajo o
buscará a alguien que no sea yo.
-¿A dónde vamos? –inquirió ella.
-A ningún sitio. Un paseo es un paseo.
Sin embargo, la caminata se hizo difícil a más no poder.
Jane tragó saliva para deshacer el gran nudo formado en la boca del estómago.
Pronto llegaron al inicio del bosque, una extensión fea de color entre verde y
marrón que subía por la ladera de las murallas. Newt se apoyó en el tronco de
un árbol, serio.
-¿Cómo te sientes?
La pregunta la tomó desprevenida.
-¿Perdón?
-Qué cómo te sientes ahora mismo –repitió.
Como una mierda, quiso decir, pero no lo expresó en voz
alta. Bajó la cabeza y juntó las palmas de las manos, que le sudaban frío.
-Lo normal, teniendo en cuenta la forma de llegar hasta aquí
y el trato recibido… que me he buscado yo, soy consciente.
Newt no parecía satisfecho.
-Aún no comprendes por qué me comporto contigo de esta
manera, ¿verdad? –señaló. Jane negó con la cabeza. El muchacho se acercó a
ella, situándole sus manos en los hombros-. Quiero que llores. Que lo hagas de
verdad. Ya está bien de ésta farsa. Cuando llegamos al Claro, todos nosotros
lloramos como bebés durante días, me incluyo.
-No necesito llorar –balbuceó, molesta. El nudo creció,
dificultándole la respiración.
-No me lo trago –opinó Newt-. No me trago nada de ésa clonc
de “soy una tía guay y llorar es de maricas”. La primera noche despertaste a
medio Claro con tus gimoteos. Chuck se puso tan nervioso que empezó a llorar
porque no sabía qué hacer contigo. Fritanga se levantó y te dio unos golpecitos
en el hombro durante más de media hora hasta que te calmaste. Así que no me
vengas con que te sientes “normal” porque la próxima vez te daré un sopapo
suficientemente fuerte como para que estés llorando una semana completa.
Jane palideció. Aquello no podía ser cierto. La vergüenza la
corroyó y tuvo que agarrarse al tronco más cercano.
-¿Quién más…? ¿Quién más me…?
-¿Que quién te escuchó? La lista es larga: Jack, Gally,
Frederick, Fritanga, Dave, Alby –pese a estar en la Hacienda-, Zart, Winston,
Minho, Chuck, Collin… y yo mismo. Desconozco si alguien se hacía el dormido
mientras ocurría, pero los principales fueron los que te he dicho.
-Oh no. Oh no, oh no –dijo, alterada. Desplazó las manos a
la cara, abochornada. ¿Cómo miraría a la cara a todos? Y sobre todo, ¿cómo
podría mirar a Minho?
-No te preocupes, Jane. Es habitual, pero tendrías que
exteriorizar lo que sientes por dentro o te volverás loca.
La chica sacudió la cabeza.
-No puedo, no ahora. No.
Newt volvió a suspirar, rindiéndose.
-Bueno, al menos lo he intentado. Ya llorarás cuando Minho
te saque al Laberinto mañana. Será peor que una pesadilla, créeme.
-Pero… Gally dijo que me iniciaría en los constructores…
-Puede decir misa si quiere, aquí el que manda no es él
–gruñó.
-Dijo que era orden de Alby.
El semblante de Newt se ensombreció. Abrió la boca para
decir algo pero no emitió ningún sonido. Sus ojos bailaron, oscuros,
pensativos.
-Alby tendría que haber hablado conmigo –se tamborileó los
labios con los largos dedos-. Le dije a Minho que… y él le dijo a Gally…
-¿Vas a hacer algo, no? –exigió, impaciente. No tenía ganas
de pasarse un día entero en compañía del idiota que no la tomaba en serio. La
observó.
-Ven.
Dirigiéndose a la Hacienda, Jane se preguntó si en realidad
era tan “malo” empezar con los constructores. Cruzaron la puerta y fueron
buscando al líder de los Clarianos por cada habitación. Jane vio por segunda
vez el armario y se estremeció. Recordaba los pequeños botes que según le
habían contado, contenían el Suero contra el veneno de los Laceradores.
Se obligó a seguir caminando y a pegarse a Newt, que no se
giró ni una vez a comprobar si ella lo seguía. Un rumor al final del pasillo
llamó su atención y, dirigiéndose lentamente hacia el sonido de voces,
descubrieron que se trataba de una acalorada discusión entre Alby y Minho.
-¿Y qué sugieres entonces? –habló el primero.
-Propondría miles de opciones más sensatas, la verdad. Es
como si quisieras que acabara mal. ¡Los constructores tienen menos luces que un
martillo, Alby!
-¿Por qué te preocupa tanto, Minho? Si la han enviado aquí y
no ocurre nada fuera de lugar, significa que no es tan especial como todos
creíamos.
-Claro que lo es, siendo una chica.
Hubo un movimiento de pies al otro lado, hasta que la voz
del líder volvió a escucharse.
-¿Insinúas que no será capaz? Minho, es por un motivo
similar que metimos a Allen en el Trullo.
-Yo no he dicho…
-En esencia es la misma razón, chaval.
Se instauró un silencio incómodo. Jane apretó los puños
clavándose las uñas en las palmas, colérica. El corredor le había dejado claro
que no dudaba de ella ni un ápice y con aquello, se daba cuenta de que le había
mentido. Newt abrió la puerta, sobresaltando
a los dos Clarianos.
-Siento interrumpir, pero creo que hemos venido por el mismo
motivo. Aunque después de oíros, he tomado una decisión.
-Te escuchamos –afirmó Alby. El corredor buscó los ojos de
la muchacha con arrepentimiento, como alguien a quien han pillado robando en la
cocina después de las doce. No le devolvió la mirada.
-Vigilaré su trabajo con los constructores. Minho podrá
volver al Laberinto y todos contentos. Eso es mejor que nada.
Alby meditó la propuesta.
-Bien. Mañana con los constructores. Pasado con los
Corredores. No quiero tener ésta conversación otra vez en el futuro u os meteré
en el Laberinto de una patada en el culo. NO, Minho –cortó, viendo que se
disponía a replicar-. Es mi última palabra. Ahora largaos.
El corredor hinchó el pecho y frunció los labios,
disgustado. Se encaminó a la salida pero se detuvo frente a Jane.
-Oye, yo…
-Cállate –espetó ella, fría-. No quiero oír nada que salga
de tu maldita boca, embustero.
Incapaz de permanecer en la habitación, desapareció por la
puerta. Newt arqueó las cejas, sorprendido.
-Tío, ¿qué has hecho? –inquirió. Minho se encogió de
hombros.
-Ser un gilipullo de narices.
***
Al día siguiente, Jane se levantó contracturada. El primer
día no lo había notado por el cansancio acumulado en su cuerpo, pero cuando
alzó la cabeza notó como si el mundo entero se le viniera encima. Se recostó de
nuevo, dolorida. El cielo lucía todavía oscuro y la chica se preguntó si no se
habría despertado demasiado temprano. Un movimiento cerca la hizo incorporarse
del todo y escrutar a ciegas. Pese a la penumbra, distinguió una figura que
recogía su saco. Unos minutos más tarde, la persona regresaba con una mochila
echada en el hombro que caminó en dirección a los muros. No tardó en averiguar
que se trataba de Minho. Alguien ya lo aguardaba en las puertas, supuso que
sería Ben.
Minho observó el Claro a su espalda, grabándose cada parte
de él como si fuera la primera vez. Justo cuando sus ojos se posaron en la
muchacha, hizo amago de sonreír. Pareció recordar de pronto, y su sonrisa se
desvaneció tan rápido como había llegado. Le susurró algo a su compañero y se
acercó, arrastrando los pies. Jane no quería que dijera nada por lo que sin
mediar palabra se recostó de espaldas al chico. Quizá su comportamiento era
meramente infantil, pero no le importó. Notó que Minho se agachaba, las
rodillas le crujieron al hacerlo.
-Jane –la nombró-. Por favor, préstame aunque sea un minuto
de tu atención.
La joven no se movió. Pudo escuchar una profunda inspiración
cargada de paciencia.
-De acuerdo. Si no quieres, no te obligaré. Pero el Laberinto
es enorme y vamos a tener mucho tiempo para aclarar las cosas quieras o no.
Se marchó, dejando tras de sí un viento gélido que le erizó
el vello de la nuca. Lo más curioso era que no soplaba ni una triste brisa
matinal.
-¿Qué ha pasado entre Minho y tú? –habló Chuck,
sobresaltándola.
-Nada –tartamudeó. Cualquier cosa a hablarlo con el crío.
-No sé por qué, pero tengo la sensación de que las chicas
soléis utilizar bastante ésa palabra –alargó las manos en el aire-. “NADA” lo
soluciona todo.
-No hay nada que solucionar, porque no ha pasado nada –dijo
y bajó el tono-. Debería buscar mejor las amistades.
-¿Qué dices?
-Eh, no, nada.
Comienzo diciendo que aún no soy capaz de acostumbrarme a los insultos inventados jajajaja me hacen mucha gracia >< y me quedo un momento pillada y lo releo para ver si no lo he hecho mal xDD
ResponderEliminarJoder, sí que son sensibles para que les despierte a todos el llanto de una persona :O parece que duermen con un ojo cerrado y el otro abierto... aunque supongo que es por algo y me tengo que aguantar hasta que lo expliques o yo lea los libros xD que soy muy impaciente, oye ><
Ay, pero yo no creo que él no confíe... si le hubieran dejado explicarse >:C que cabreo, leñe.
Aunque ella es cabezona de narices jajajaja me cae bien pero en esos momentos me gustaría tener una sartén y darle, te lo juro jajajajajaja
Es gracioso pero ese "nada" nuestro agobia sobremanera a los tíos XDDDD
Y tampoco es que puede elegir mucho sus amistades dentro de ese Claro ¿no? ><
Bueno, mi comentario termina aquí, como no he visto nada raro además de lo bueno pues ya me voy largando que me enrollo como las persianas jajajaja esperando el otro...
Se que no suelo comentar los mensajes aqui por que ya lo hago en facebook, pero meh, voy a intentar hacerlo por aqui haha
EliminarNo hay misterio en lo de que te despierte el llanto de una persona. Simplemente tiene que haber llorando muy fuerte en sueños y tiene que haber gente que golpee en los codos ajenos para contarselo(?)
A ella la he hecho cabezota, si. Minho lo necesita. En el libro, por culpa de Minho casi los matan varias veces (en toda la saga), aunque realmente nadie lo culpa por que exteroriza como se sienten todos, ya sabes.
Lo de escoger las amistades... esa es la paradoja -si se dice así- que por mucho que lo intente no puede escapar a la gente HAHAHAHA
Gracias por comentar, eres la unica que me comenta aquí, aunque Sonia lo haga en facebook, pero me hace ilu <3